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Romaní intentó hacer cómplice a Air Products de la fuga de 1.344 millones

Los documentos aportados por Air Products al juez Manuel García-Castellón (ver EL PAÍS, viernes 16) ilustran el intento consciente del entonces consejero delegado de la Corporación Industrial, Arturo Romaní, con el apoyo del entonces presi dente de Banesto, Mario Conde, de hacer colar un recibo a Air Products con un destino diferente al del banco, que vendía a la multinacional norteamericana una opción por valor de 1.344 millones, a fin de encubrir y conseguir su complicidad, en la operación ilícita.

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LOS DOCUMENTOS DE LA TRAMA.

Durante seis meses, Romaní propuso dos recibos diferentes con un rasgo común. Este rasgo común era que Air Products compraba la opción y un bufete suizo, Homburger Achermann, cedía sus presuntos derechos, cuando en realidad Banesto era el protagonista. Tras acordarse la venta de Banesto a Air Products de una opción sobre 672.000 títulos de Carburos Metálicos, por 1.344 millones de pesetas en marzo de 1990, llegó el momento de formalizar los documentos y concretar el pago, Romaní habló, según uno de los documentos aportados, el número 7, con Ronaldo Sullam, vicepresidente de la multinacional, una vez pactado, el 13 de marzo de 1990 un fax en el que se estipulaba el precio y la cesión de la opción.Romaní firmó el fax del 13 de marzo sugiriendo dos modificaciones que Air Products aceptó. Una de ellas era la verdadera clave de la trampa: "La referencia a Banesto -sugería Romaní a su "querido Sullam", el 16 de marzo de 1990- como una de las partes del contrato debería ser cambiada por Banesto o cualquier compañía designada por Banesto. Romaní, pues, preparaba el terreno para introducir en la historia a "otra compañía".

El 4 de abril de 1990, en el despacho de Romaní, las dos partes acordaron la carta contrato definitiva. A propuesta de Romaní, desaparecía la referencia al precio pagado. Y, además, después de dejar constancia que Banesto era el vendedor, en el primer párrafo, se decía que "las obligaciones de Banesto podrán ser desarrolladas por cualquier compañía designada por Banesto, pero Banesto deberá en todo momento ser el responsable por el cumplimiento de tales obligaciones". No era exactamente lo que deseaba Romaní, pero más no se podía pedir.

Quedaba, pues, por redactar en pieza separada el recibo por el pago de 1.344 millones que hacía Air Products a Banesto. Ese 4 de abril se pactó un texto que, con las tachaduras de puño y letra de James McMahan, responsable jurídico de la multinacional en Europa, sin pasar todavía a limpio (ver reproducción de la copia), certifica que el "6 de abril Air Products Canadá Ltd. realizara un pago total y completo de 1.344 millones de pesetas convertibles ( ... ) dicha cantidad cubre el precio de la opción otorgada por el Banco Español de Crédito a Air Products Canada Ltd. por la compra de 672.000 acciones de Carburos Metálicos".

Sullam y McMahan se despidieron ese 4 de abril de sus anfitriones, Romaní y Rafael Pérez Escolar, que actuaba en calidad de asesor jurídico, con el acuerdo de firmar el nuevo texto del recibo dos días más tarde, el 6 de abril de 1990, fecha que se estableció para materializar el pago.

Romaní había proporcionado a Sullam los datos para enviar a Suiza los 1.344 millones de pesetas o unos 18 millones de francos suizos. Estos debían ser enviados al NM Bank en Ginebra con una mención: "La referencia de la transacción es Hamburger Ackermann-Dr. Peter Widmer". [se trata del bufete Homburger Achermann y de uno de sus miembros en esas fechas].

Air Products envió el 6 de abril la transferencia y pidió la confirmación escrita del banco, que obtuvo inmediatamente.

Recapitulacion: Conde y Romaní, pues, habían conseguido tres cosas. Primero, quitar del contrato el precio de la opción. Segundo: introducir la posibilidad de que las obligaciones asumidas por Banesto con Air Products fuesen cumplimentadas por "otra empresa". Y tercero, la pasta. Es decir: el envío del dinero a la cuenta de una sociedad del financiero Jacques Hachuel (Mariella Real Estate Establishment, Vaduz, Liechtenstein) a través del bufete citado en el NM Bank de Ginebra.

Faltaba el broche de oro: despistar a Air Products para que firmase un recibo intruciendo a la "otra compañía" para encubrir la operación de desvío de los 1.344 millones. Conde y Romaní buscaban utilizar a la multinacional como cómplice, sin que ésta lo supiese, del desvío del dinero a la cuenta de Hachuel.

Pero el famoso recibo seguía en barbecho. El 15 de junio de 1990, Romaní ordenaba enviar a Air Products un proyecto de recibo. Pero Air Products no picaba. El proyecto era toda una revelación de las aviesas intenciones del montaje. En el nuevo recibo quien en realidad aparecía vendiendo no era Banesto sino se trataba de otra cosa. Homburger Achermann, a cambio del pago [los 1.344 millones] "renunciaba a un derecho de opción sobre determinados warrants emitidos en su día por Banesto". Air Products contestó que el texto no respetaba la realidad. Ellos habían comprado la opción a Banesto.

El 15 de octubre de 1990, Romaní pedía a Pérez Escolar, ya presidente de Carburos, que enviara a Air Products un nuevo texto. Así lo hizo. Era el mismo perro de junio con diferente collar.

El nuevo recibo (ver reproducción) propuesto: "Según expone Hamburguer Ackermann de Zurich, con fecha 6 de abril del corriente año, Air Products Canada Ltd. efectuó una transferencia bancaria a favor de aquella firma en su cuenta del NM Bank como trámite previo para que el Grupo Banesto pudiera conceder a favor de Air Products Canada Ltd. un derecho de opción sobre determinadas acciones de Carburos Metálicos, dada la existencia de un derecho preferente reconocido a Hamburguer Ackermann de Zurich en orden a la adquisición preferente de las mencionadas acciones".

Tras leer este texto, McMahan rechazó la propuesta. "Describe una relación entre Air Products y Hamburguer & Ackermann que por supuesto no es correcta", escribió. Nunca, pues, hubo recibo.

Tanto McMahan como Sullam -aunque esto ya lo había afirmado Romaní en su declaración de diciembre- confirmaron que Mario Conde estaba al corriente de los acontecimientos.

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