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El Sporting confirma sus carencias ante el Valladolid

Todo tenía un inconfundible aroma a Segunda División: los equipos, el árbitro y hasta la entrada en El Molinón, muy apropiada para la categoría. En esas condiciones; con la mayoría de los protagonistas asumiendo un papel prestado, poco bueno cabía esperar.

La gente se entretuvo en conocer el libro de estilo del tercer entrenador del Sporting en la temporada, Ricardo Rezza. Se vio, por ejemplo, un mayor gusto por el trato del balón y más carga ofensiva. De ello se beneficiaron, sobre todo, dos jóvenes con una calidad muy por encima de la media: David Cano y Marcos Vales. También aparecieron los defectos arrastrados por los mayores durante todo el año, especialmente en defensa. Claro que Alberto, uno de los pocos nombres reconocibles de la tablilla de alineaciones, se empeñó en devolver favor por favor. Hasta que Pedro Riesco le puso dos balones imposibles de fallar.

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