Siete años de cárcel a un cura católico irlandés por abusar de trece menores

Daniel Curran, un sacerdote católico irlandés de 65 años, fue condenado ayer en Belfast a siete años de cárcel por corrupción de menores. El religioso admitió 13 acusaciones de' abusos deshonestos, uno de ellos contra un niño de nueve años. También reconoció tener graves problemas con el alcohol y haber inducido a sus víctimas a beber. De este modo vencía su resistencia cuando les asaltaba en una casa de campo. El religioso cometió los delitos entre enero de 1990 y marzo de 1994 mientras estaba en la parroquia de Saint Paul, oeste de Belfast, y solía llevar a los niños a su casa de campo para alejarlos de la violencia de la capital norirlandesa. Una vez allí, el sacerdote les ofrecía grandes cantidades de cerveza y posteriormente abusaba de ellos.Un miembro del tribunal dijo que el padre Curran fue interrogado después de que un niño decidiera huir de la casa de campo, ya que el sacerdote, borracho, se comportó violentamente con él.

Al dictar sentencia, los jueces reprocharon al padre Curran haber traicionado la confianza depositada en él por padres y colegas. Al tribunal acudió Eric Anderson, detective encargado de una amplia investigación sobre abusos sexuales en el seno de la Iglesia Católica en Irlanda del Norte. A la misma, que estudiará casos ocurridos en las dos últimas décadas, han sido adscritos 20 agentes. La posibilidad de que las propias autoridades religiosas hayan ocultado la magnitud de los hechos será analizada. Anderson ha mantenido ya un primer encuentro con el primado católico Cahal Daly. El mismo aseguró que todos los estamentos eclesiásticos cooperarán con la policía en las pesquisas.

El pasado año, el caso de Brandon Sinyth, otro sacerdote católico acusado de corromper menores, precipitó la caída del Gobierno de Dublín. Smyth tardó siete meses en ser extraditado desde Irlanda del Norte. La Fiscalía del Estado poseía toda la documentación y sabía que el religioso seguía trabajando con jóvenes. Ahora éste cumple una condena de siete años.