Arsenio sufre en su despedida

El sufrimiento persiguió a Arsenio Iglesias hasta el día de su despedida. El técnico gallego podría escribir una enciclopedia de la agonía, porque se ha pasado casi toda su carrera como entrenador con equipos que luchaban por ascender o padecían hasta el último aliento para eludir el descenso. No es el caso del actual Deportivo, pero el equipo blanquiazul estuvo a punto de convertir en una pesadilla el último partido de Arsenio en Riazor. Se tomó el encuentro con tanta soberbia, que a los 10 minutos el Sporting ya había marcado. A partir de entonces, el choque fue una tortura de la que al final el Deportivo salió indemne.En la hinchada se apreciaba una euforia desmedida, precisamente una de las razones que han empujado a Arsenio a dejar el banquillo. Si público y jugadores hubieran nacido en el campo, como Arsenio, sabrían que nadie vende un ternero antes de que la vaca haya parido. Ajeno a la proverbial prudencia de su entrenador, el Deportivo se tomó el partido con el mismo ánimo y concentración que el burócrata que rellena una instancia rutinaria. El Sporting no es que saliese avasallador, ni mucho menos. Le bastó estar metido en el encuentro para poner el estadio al borde de la histeria con el gol de Lediakhov.

En un instante, la euforia se transformó en pánico. Cada aproximación gijonesa levantó aullidos en la grada. Pero la actitud timorata visitante evitó otra tragedia en Riazor.