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"Eramos una bomba a punto de estallar"

Jan Martínez Ahrens

Fue la heroína la que el 9 de diciembre de 1993 entró en una sucursal vallecana de Cajamadrid, desarmó al vigílante, encañonó a un empleado, se llevó 3.779.291 pesetas y, tras una accidentada huida, se coló en un séptimo piso donde mantuvo 13 horas secuestrada a una familia. Éste es el relato que los acusados -Eleuterio Sánchez del Campo, de 32 años y 13 antecedentes, y Carlos Hugo Blasco García, de 25 años y 3 antecedentes- enhebraron ayer, primer día de juicio del secuestro de Vallecas. "Éramos una bomba a punto de estallar" afirmó Blasco ante la Audiencia.

Unidos por las esposas y una petición fiscal de 51 años de cárcel para cada uno, no sólo descargaron las culpas en su dependencia de la heroína, sino que, como colegas, se defendieron mutuamente y negaron cualquier violencia en su acción. Por ejemplo, las múltiples amenazas de muerte que profirieron a su paso por la sucursal -confirmadas en la vista por los empleados- no fueron, en opinión de los acusados, más que exabruptos del mono (síndrome de abstinencia)."Somos drogadictos, no asesinos. Sólo queríamos salir corriendo y comprar droga", manifestó Carlos Hugo, quien describió su estado de ánimo como una "bomba a punto de estallar". Un mecanismo que, por lo relatado, daba cuerda al pánico. El mismo que les llevó, según su versión, a retener pistola en mano a dos niños, una madre y un anciano.

-¿Por qué no dejaron salir a los niños si no pensaban cumplir sus amenazas? -inquirió el fiscal.

-Mi miedo era abrir la puerta y que entrara la policía -respondió Carlos Hugo, quien culminó su demostración con el recordatorio de que, antes de entregarse, ambos se autolesionaron a balazos para ingresar directamente en un hospital y evitar pasar por las dependencias policiales.

Un planteamiento que Eleuterio Sánchez llevó aún más lejos al afirmar que si tardaron 13 horas en salir del piso fue porque la policía no les suministro antes la "heroí na" [en el sumario figura morfina].No todas las dudas, sin embargo, quedaron aclaradas. Eleuterio, hombre que llegó a consumir 30.000 pesetas de heroína al día, tampoco ofreció una explicación sobre la parte del botín -1,6 millones de pesetas- que jamás ha sido recuperada. Es más, los inculpados aseguraron no saber cuánto robaron -3.779.291 pesetas-, ni cuánto perdieron del atraco en su huida -648.000 pesetas-, ni cuánto entregaron a la policía -1.499.000-. Sólo sabían que pasaron "miedo". La vista se reanudará el viernes. Hablará entonces la familia secuestrada. Ofrecerán otra versión del miedo.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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