"No sabría dirigir un negocio de lencería"
Es imposible que un profesor de filosofía, un chófer, un juez, o Aznar o Alfonso Guerra, pongamos por caso, no sepan que Epi es el emblema del baloncesto español de todos los tiempos. Pero, tras 25 años de gloria, ha dicho punto final. Y más: Epi, con la pelota, de alero, en la cancha de baloncesto, de protagonista en sus mil seiscientos y pico partidos, era España, Europa y más mundo y también una aventura, porque este señor, de 1,98 de estatura, según la pila bautismal se llama Juan Antonio San Epifanio.Pregunta. ¿Qué quiere decir Epi?
Respuesta. Veinticinco años de baloncesto.
P. ¿Y Epifanio?
R. Nadie me llama así.
P. ¿Y lo de San es un chiste o es usted de comunión diaria?
R. No soy santo, y casi es más un chiste.
P. ¿Y lo de Juan Antonio tiene que ver con algo?
R. Con nada, pero queda bien delante.
P. Usted, dios del baloncesto español, ¿se lo echará en cara a Dios cuando vaya al cielo?
R. Gracias por situarme en el cielo.
P. ¿Cuánto tiempo hace que no lee un libro de cabo a rabo?
R. Hace mucho; yo soy de diarios y revistas de actualidad.
P. ¿Qué es el fútbol?
R. Adonde me gustaría que llegara el baloncesto en cantidad de aficionados.
P. ¿Qué es un autobús lleno de futbolistas?
R. Me lo pone difícil, ¿eh?
P. ¿Sabría dirigir un negocio de lencería?
R. No.
P. ¿Qué es una homosexual?
R. Es uno: lesbiana.
P. ¿Le resultan liosas las mujeres que miden 1,49 metros?
R. Me resultan peligrosas.
P. Antes de nuestro encuentro he leído 33 entrevistas que le han hecho mis colegas, y en todas se escribe de "Epi, rey del baloncesto", canastas, sacrificio, federación, tesón... Cuénteme otra palabra.
R. Mi familia.
P. ¿Quiere que hablemos de la vida y de la merda?
R. Bueno...
P. ¿La política de los políticos es vida o es merda?
R. La de los malos políticos es merda.
P. Un día, a las seis de la tarde, ¿le gustaría tomar un avión, viajar a París para tomar el aperitivo y retornar a Barcelona a cenar en Via Venetto?
R. Ni lo he pensado, ni lo haré nunca.
P. En términos amatorios, ¿qué es un balón de baloncesto?
R. La mujer, el deseo de poseer siempre.
P. ¿Y un balón de rugby?
R. No tiene las curvas proporcionadas, para mi gusto.
P. ¿Y Josep Lluís Núñez, el presidente del Barcelona?
R. No encuentro respuesta jugosa.
P. ¿Qué misterio tiene para usted el mus?
. R. Ninguno, soy un extraordinario jugador de mus.
P. ¿Y el signo + tiene misterio para usted?
R. Don Feliciano, ¿estas preguntas se las piensa usted solito o tiene un gabinete?
P. ¿Vivió el panderetismo español que explosionó con la muerte de Lola Flores?
R. Lo viví.
P. ¿Le gusta el vino?
R. Si es bueno y gratis...
P. Ahora, retirado de la cancha, ¿cómo soñará?
R. Lo mío son los hechos.
P. ¿Cuántos minutos hay de la gloria a la nada?
R. Ni décimas de segundo.
P. ¿Qué negocio le va?
R. Uno en el que perdería mucho dinero: el amor y el respeto.
P. Usted hizo un cursillo de imagen para aparecer más guapo...
R. Qué mentiroso es usted, Feliciano.
P. ¿Teme viajar en avión?
R. Me impone respeto.
P. ¿Teme a las mujeres?
R. No.
P. ¿Conoció alguna más alta que usted?
R. Sí.
P. ¿Y qué paso?
R. Eran jugadoras de baloncesto.
P. Esta mañana, en el puente aéreo Madrid-Barcelona, viajábamos 170 hombres y tres mujeres: ¿será que a las mujeres les gusta más la cama?
R. ¿Contó los viajeros?
P. Sí, claro.
R. Nunca conocí a nadie que le diera por contar las mujeres y los hombres de un avión.
P. ¿Tiene algo que decirle al mundo sobre el amor?
R. Practiquemos.
P. ¿Y sobre el más allá?
R. ¡Qué fuerte va usted!
P. Epi, retirado, ¿qué es?
R. El mismo, pero saldrá menos en la caja tonta.
P. En la tele, ¿no?
R. Eso es.
P. A la economía española, ¿le beneficiaría más agilizar el despido, el giro a la izquierda o suprimir la prostitución?
R. En mi próximo programa político lo verá.
P. ¿Lleva un Pujol dentro?
R. Todos lo llevamos.
P. ¿Qué es el infierno?
R. Es donde usted será condenado si continúa haciendo entrevistas tan broncas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.