El Rey hace un llamamiento a que se supere el 'euroescepticismo' que invade España

Don Juan Carlos pidió ayer a los ciudadanos que se esfuercen por superar la ola de euroesticismo que recorre españa 10 años después de la firma del tratado de adhesión a la Comunidad Europea. El Rey presidió un acto solemne en el palacio real para conmemorar el acontecimiento. A la ceremonia del Salón de Columnas, el mismo en el que se rubricó el tratado, asistieron Felipe González, otros miembros del gobierno, los presidentes de comunidades y dos invitados extranjeros: el ex ministro alemán de exteriores Hans-Dietrich Genscher y el ex presidente de la comisión europea Jacques Delors.

Detrás de la mesa presidencial, estuvieron los Reyes, González, Genscher, Delors y el ministro de Exteriores, Javier Solana, fueron colocadas las banderas de los 15 estados de la UE y la comunitaria. Frente a ellos, apretujados y acaparados, los demás invitados, entre los que figuraban casi todo el Gobierno, la mayoría de los presidentes autonómicos, empezando por Jordi Pujol, los embajadores de los países de la UE en Madrid y los representantes de aquellos otros países que aspiran a ingresar.En representación de la oposición habían acudido a la cita el cooordinador de IU, Julio Anguita y dos diputadas del PP, Loyola de Palacio e Isabel Tocino. El líder del PP, José María Aznar, portavoz en el Congreso, Rodrigo Rato, y su cabeza de lista en las elecciones europeas, Abel Matutes, no asistieron por hallarse de viaje. Sí asistieron los ex presidentes del Gobierno Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo. Don Juan Carlos recordó que ideal europeo fue alcanzado con un amplio consenso del pueblo español" [las Cortes aprobaron la adhesión por unanimidad] y supuso al mismo tiempo "la consolidación de" nuestra joven pero madura democracia". Diez años después, la opinión pública "mantiene su compromiso con el proyecto europeo", pero, reconoció, "se muestra crítica con algunas cuestiones, como no podía ser de otra forma en una empresa de estas características".

Tras el ingreso de España, los sondeos de opinión periódicos que encarga la Comisión Europea ponían de relieve que los españoles eran, junto a los italianos, los más europeístas de la Comunidad. Tras la guerra del fletán con Canadá, el contencioso pesquero con Marruecos y la amenaza del arranque de cepas para ' recortar la producción de vino, la opinión pública española se ha vuelto, según las mismas encuestas, tan escéptica como británicos y daneses.El Rey matizó que las críticas españolas a la UE eran diferentes de las que se formulan en otros lugares: "Las imperfecciones o insuficiencias las interpretamos no pensando que Europa ha ido demasiado lejos, sino que aún queda mucho por perfeccionar". Sin mencionar el desencanto de los españoles con relación a Europa, González replicó implícitamente a los portavoces del euroescepticismo. Con el resto de Europa, les dijo, España "comparte problemas como el paro o la renovación industrial, pero el marco europeo, nos ofrece la oportunidad de abordarlos de manera coordinada".

"Europa", prosiguió, "no es la causa de los problemas, sino el instrumento para la solución de los mísmos". "Sabernos por experiencia que el aislamiento nos trajo problemas de subdesarrollo y de marginación política".

Los dos oradores extranjeros, Delors y Genscher, dedicaron buena parte de sus discursos a ensalzar la aportación de España a la UE, y los papeles desempeñados por el Rey y el jefe del Gobierno. El alemán hizo además un canto grandilocuente a Europa, mientras el francés, fiel a su reputación de visionario, resaltó algunos de los desafíos que acechan a la construcción y esbozó soluciones.

Delors felicitó primero -fue el único en hacerlo- a los dos negociadores españoles de la adhesión, Fernando Morán, hoy eurodiputado, y Manuel Marín, actual vicepresidente de la Comisión Europea. Evocó el empeño de González en "desarrollar la conciencia de una ciudadanía europea" que sólo ha logrado a medias.