El Atlético busca en Compostela el triunfo de la tranquilidad
El viaje a Santiago puede tener carácter definitivo para el Atlético. Un triunfo en San Lázaro le liberaría para siempre del peligro de la promoción: a falta de dos jornadas, aventajaría en cuatro puntos a los de Santiago y conservaría esa ventaja, cuando menos, respecto al Sporting. El balance particular le favorecería en ambos casos (cuatro puntos sumó frente a los asturianos y tres, de ganar hoy, contra los gallegos). Ya le importaría poco lo que hicieran el Racing o el Albacete, otros rivales directos. Un empate le podría valer a los madrileños, pero prolongaría aún unos cuantos días su angustia. Y una derrota le devolvería de lleno al fango. Tendría de nuevo la promoción en el cogote. "Vamos a Santiago", dijo ayer Tomás, "en busca de la tranquilidad definitiva".La necesidad de ganar es más apremiante para el Compostela. El equipo gallego estaba haciendo una campaña magnífica, incluso impensable dados sus precarios recursos, pero una mala racha le ha puesto otra vez frente al patíbulo. Una derrota contra el Atlético podría abocarle inevitablemente a la promoción.
El Compostela parece que está pagando su esfuerzo. Con un puñado de futbolistas semidesconocidos, el conjunto de Fernando Santos completó dos tercios de Liga sobresalientes, sin más armas que el corazón y la disciplina. Pero las lesiones y el cansancio general, en un equipo donde abundan los futbolistas que pasan de la treintena, le han puesto otra vez en apuros. El balance de los dos últimos partidos no puede ser más desastroso: nueve goles encajados.
En Santiago, el partido se ha planteado como una lucha por la supervivencia. La desconfianza local se dirige sobre todo hacia el árbitro. El propio Santos ha protestado por la designación de Fernández Marín, a quien los compostelanistas acusan de ser un antiguo hincha del Atlético. Está colegiado en Valencia, donde vive por motivos profesionales, pero es natural de Madrid. Hoy lo mirarán con lupa. Por si fueran pocas las bajas del Compostela (algunas de hombres básicos, como Tocornal o Nacho), el pasado domingo Llorente sufrió una grave lesión. Le han diagnosticado ligamentos cruzados de lá rodilla.
Denuncias de Kosecki
El Atlético sólo tiene que lamentar, al margen de la vieja lesión de Rocha, la baja por sanción de Kosecki. Basile estaba ayer exultante por el reducido paquete de ausencias: "Los tengo a todos sanos, es importantísimo. Cuando las cosas funcionan no conviene cambiar nada". El clima de calma que vive el club fue roto ayer por Kosecki con unas declaraciones al diario polaco Sztandar Molodych. "En el Atlético hay un clima de intolerancia total hacia los extranjeros", dice, "y de segregación racial hacia el jugador colombiano Adolfo Valencia". Y culpa de todo a Gil.
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