González asegura que con la base electoral que ha recuperado ganará en 1997
"Sabemos ganar y sabemos perder. Felicitamos al PP porque ha ganado estas elecciones". Felipe González compareció ayer ante sus seguidores con una amplia sonrisa y con un mensaje tan nítido como lo fue su felicitación a José María Aznar. El PP, dijo, ha ganado, pero la ventaja que ha sacado al PSOE es menor de la augurada. Los socialistas incluso han recuperado votos respecto a las europeas de hace un año, igualan los resultados de 1991 y están dispuestos a ganar las próximas generales, que, advirtió González, se celebrarán en 1997.
Lejos de aparecer anoche triste o decepcionado por los resultados, el presidente del Gobierno se felicitó por haber acortado distancias con el PP respecto al último enfrentamiento -las europeas de 1994- y por mantener un colchón en torno al 30% de los votos, que permitirá a su partido, dijo, "seguir luchando por la libertad, la justicia y la igualdad". Ésta es la base fundamental, a su juicio, "para, ganar las elecciones generales de 1997". Los socialistas, prefieren quedarse con el dato del porcentaje global de votos y dejar de lado la victoria del PP en las principales comunidades autónomas.En sólo cuatro horas el ánimo colectivo de los socialistas osciló desde la tristeza a casi una euforia un tanto extraña. Al filo de la medianoche parecía que habían ganado. Felipe González fue aclamado a su llegada a la sede federal del PSOE. Empezó felicitando al PP "porque ha ganado estas elecciones en términos generales". "Nosotros sabemos ganar y también sabemos perder, por lo que felicitamos a los ganadores". Los congregados aplaudieron.
González siguió su breve declaración mostrando gratitud a "los millones de ciudadanos" que han vuelto a dar su apoyo al PSOE. Les aseguró que va a seguir trabajando y que no les va a defraudar. "Tenemos una base electoral, generosa, magnífica, entregada", dijo en medio de los aplausos que previamente había arrancado al anunciar que el PSOE "ha reducido la diferencia con el PP a cinco o seis puntos".
El secretario general tuvo un recuerdo especial para "los miles de alcaldes, concejales, parlamentarios autonómicos y presidentes
[socialistas], que han hecho un trabajo extraordinario de modernización, progreso y solidaridad". Les aseguró que tanto los que pasen a la oposición como los que sigan gobernando tendrán el apoyo de la dirección federal del partido. Después se colocó en el papel de presidente del Gobierno. "Los que van a gobernar ahora de nuevas como los que ya gobiernan, sean del partido que sean, tienen que saber que, como siempre ha sido, tendrán la cooperación institucional del Gobiemo y que no habrá ninguna diferenciación entre unos y otros", aseguro.
Por unos momentos más siguió en clave de presidente del Ejecutivo e informó que durante todo el día la preocupación del Gobierno estuvo en los militares españoles retenidos en Bosnia. Más aplausos de una militancia cada vez más entusiasmada.
Después de esta breve declaración, González y los miembros del comité electoral, encabezados por Cipriá Ciscar, se quitaron de la vista pública, a la espera del escrutinio final.
Ciscar, que a las ocho de la noche reconocía que se había dado un vuelco a favor del PP en relación con las elecciones de 1991, a las once afirmaba: "El PSOE mantiene un caudal de apoyo muy importante, acortándose la distancia con el PP en relación a las europeas de 1994". A medida que iban conociéndose los resultados de las pequeñas y medianas ciudades, los socialistas acariciaban el objetivo de alcanzar el 30% de base electoral. Mientras el ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, desgranaba porcentajes, la esperanza revoloteaba por la calle Ferraz. "El PP lleva la ventaja en estas elecciones, pero nosotros hemos acortado a la mitad la distancia con ellos", aseguraba Ciscar.
De la tristeza a la euforia
Los militantes del PSOE estaban preparados para lo peor, y se disponían a afrontar la noche con la mejor cara y con la Ia casa más arreglada que nunca. Nunca se habían visto en la sede federal, en la madrileña calle de Ferraz, tantos cestos con margaritas blancas y rosas rojas.Conocidos los primeros sondeos, las decenas de personal que acudieron a Ferrazhablaban en voz baja, en una atmósfera que recordaba las visitas a enfermos. Durante las dos primeras horas tuvieron pocos motivos de alegría. Se les veía con ganas de una oportunidad para aplaudir.
Las primeras ocasiones las brindaron los alcaldes de Barcelona, Pasqual Maragall, y de La Coruña, Francisco Vázquez. Cuando ambos aparecían en las televisiones instaladas por las dependencias del partido, los aplausos atronaban. Poco, a poco fue animándose la reunión, que terminó con centenares de militantes de a pie, altos cargos de la Administración, algunos ministros, como Suárez Pertierra, de Educación, y Solana, de Asuntos Exteriores.
Algo parecía que se movía en el ambiente y, por fin, de boca en boca iba transmitiéndose que el número soñado se alcanzaba:"Estamos en el 30%". Después, el propio González dio otras cifras mágicas que llevaron al alborozo: sólo 5 o 6 puntos de distancia con el PP.
Los comentarios habían ido desde los lamentos por no haber movilizado a la izquierda, instalada en la abstención, a la alegría porque en tal o cual pueblo, sumando los votos del PSOE y de IU, puede haber todavía un alcalde de izquierdas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.