En memoria de Gregorio Ordoñez

San Sebastián, la perla vasca del Partido Popular (PP), la ciudad que los populares, y no sólo ellos, han erigido en símbolo de la firmeza, la tolerancia y la españolidad, seguro bastión frente al dominio de Herri Batasuna (HB) en la provincia guipuzcoana, se dejó ayer arrastrar por el cosquilleo de la brisa marina y el aire del campo, pero antes de encaminarse hacia la playa o el monte llenó las urnas de papeletas.Los menos madrugadores despertaron a la jornada electoral con los estridentes cánticos de las primeras oleadas de aficionados del Athletic de Bilbao que, al grito provocador de "¡adiós, Meho Kodro, adiós!", se desparramaronpor las calles y plazas a primeras horas de la mañana: su equipo se enfrentaba por la tarde a la Real Sociedad en el estadio de Anoeta.

Tan disputada resultaba la pelea por la alcaldía donostiarra, tan clamorosa la batalla en los colegios electorales -los socios del tripartito Partido Nacionalista Vasco (PNV), Eusko Alkartasuna (EA) y Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra (PSE-EE) entre sí y contra el PP; HB contra sí misma-, que algunos de los hinchas vecinos decidieron sumarse a ella remedando la popular canción: "San Sebastián tiene cosas que no tiene el mundo entero, tiene playa, tiene Igueldo y un alcalde socialista".

Al igual que en los últimos cinco años, el alcalde socialista, Odón Elorza, pasó la jornada a pie de urna como apoderado de su partido en el barrio de Altza.

Lazo azul a juego con el traje, su principal contrincante, Jaime Mayor Oreja, el presidente del PP vasco, dedicó parte de la jornada a repartir bocadillos a los 250 apoderados de su formación, sustituyendo también en esa labor a Gregorio Ordóñez, asesinado por la organización terrorista ETA. Seguro de la fuerza de su candidatura, la más votada de San Sebastián en los dos últimos años, Mayor Oreja insistía en sus declaraciones en la posible insuficiencia de la alianza tripartita paraarrebatarles la alcaldía y la necesidad de utilizar voto como herramienta ciudadana en la construcción de un país sin ausentes. "Las encuestas dicen que vamos a ganar con diferencia en San Sebastián y que el tripartito puede resultar insuficiente tambiénaquí. Hay dos ausentes y tenemos que votar por ellos", repetía; "tenemos que votar tanto por Gregorio Ordóñez como por José María Aldaya

[secuestrado por los etarras], por la paz y la convivencia".

A las ocho de la tarde, el presidente del PP vasco estaba aposentado en el hotel Amara Plaza siguiendo las imágenes del choque futbolístico que libraban la Real y el Athletic, pero lo hacía con un ojo en el televisor y el otro en las fichas con los primeros datos que empezaban a llegar al cierre de los colegios electorales.

Los resultados iniciales parecían confirmar las expectativas y, en cualquier caso, sustentaban la progresión de una fuerza política, el Partido Popular, que hace unos años se encontraba prácticamente en las catacumbas.

En ese momento, antes de que pudieran aparecer las botellas de cava y estallar la satisfacción, los integrantes del PP donostiarra no pudieron por menos que, recordar una vez más al infortunado Gregorio Ordóñez.