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IBAN CAMINO DE LA ISLA FELIZ

Dos niños de Milán, Benedetta y Emanuele, de siete años cada uno, decidieron escaparse juntos para irse a casar al mar. Eran compañeros de colegio y buscaban el verde, huían del asfalto. Emanuele había dicho en casa que quería ir a la isla feliz, pero sus padres no prestaron excesiva atención a lo que consideraron fantasías de niño. El miércoles pasado decidió encontrar la isla que no existe. Y, al salir del comedor escolar, cogió de la mano a Benedetta, esperaron a que monjas y profesoras se dieran la vuelta y aprovecharon para perderse en el tráfico. No les duró mucho su aventura, aunque el guardia forestal que acabó con sus sueños al encontrarlos y los devolvió a casa se sorprendió de que hubieran caminado cinco kilómetros. El pequeño Romeo y su Julietita estaban en un parque de la periferia, tumbados en la hierba descansando y sin un ápice de miedo. En las dos horas que duró su huida no les dio tiempo a llegar al mar, y tendrán que esperar un poco para casarse. Es más: a Emanuele puede haberle salido al revés la historia. Por no haber logrado llegar al país de los sueños es posible que tenga que renunciar a los suyos. Benedetta le ha dicho que ya no le gusta porque es más bajo que ella. La madre de la niña ha aprovechado para culpar al pequeño Romeo de haber obligado prácticamente a su hija a marcharse. Pero lo cierto es que la fuga la habían planeado los dos desde hace mucho tiempo. Y, se pongan como se pongan los padres de ambos, seguro que lo que les preocupa es no saber dónde se encuentra la isla feliz que los niños buscaban.-

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