Ferlosio y el cielo azul
Me temo que si la alegría fuese patrimonio sintomático de los felices, como dice Rafael Sánchez Ferlosio (EL PAÍS, 20 de mayo), habría poquísima en el mundo. La alegría es trágica porque no brota de la certeza de la remuneración, sino a pesar de que ésta se aplaza dolorosamente. Exigir la felicidad como requisito de la alegría es como negarse a considerar amor todo aquel que no sea debidamente correspondido. Al contrario, al contrario. La alegría trágica saluda al cielo azul diciendo: "Tanto gusto en verte. A ti ¿qué te importa?". La felicidad antitrágica sería naturalmente que al cielo le importase.-
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