Izquierda Unida se compromete a actuar al servicio de "la inmensa mayoría y contra una minoría".

No se puede servir a dos señores. Por eso, Izquierda Unida servirá a "la inmensa mayoría y gobernará contra una minoría". Julio Anguita reiteró ayer en Málaga, ante unas 5.000 personas, su mensaje en el que promete un Gobierno para esa inmensa mayoría "en la que todos caben y que obligará a gobernar contra una minoría". En la mayoría a la que pidió el voto, Anguita incluyó expresamente a "apolíticos, pasotas, conservadores" y pequeños empresarios.Pero el líder de IU saboreó la amargura de la contradicción. Antonio Romero, diputado de IU y candidato a la alcaldía de Málaga, dejó claro que sólo dimitirá en el Congreso cuando sea concejal. Algunos creen que esta actitud casa mal con las resoluciones de la dirección aprobadas por la cuarta asamblea de IU.

La cosa había empezado muy bien. Repeinado, sonriente y feliz, Antonio Romero recibió a los periodistas con una sonrisa de oreja a oreja: "Bienvenidos a lo que ya se conoce como la batalla de Málaga". Luego explicó que su candidatura había provocado un auténtico terremoto en el PSOE y en el PP. Y explicó, tan contento, que Celia Villalobos había sido designada candidata por el PP, cuando esta formación política supo de la designación de Romero. Sin el menor pudor, dijo también que Martín Toval había sido comandado por el PSOE, desplazando al anterior candidato, cuando los socialistas tuvieron noticias de la candidatura de Romero.

Todo iba sobre ruedas. Antonio Romero gastó bromas, se metió con sus contrincantes e ironizó sobre el origen catalán de Martín Toval. Con Celia Villalobos fue mucho más duro y explicó a unos periodistas que abarrotaban la sala del hotel donde se celebraba la rueda de prensa que la señora Villalobos "aparece en unos anuncios de televisión locales con una escoba. No sabemos si para subirse en ella, porque al final pensamos que puede ser la bruja mala de esta historia".

Lo malo fue cuando empezaron las preguntas. Alguien recordó que en la cuarta asamblea de Izquierda Unida se había aprobado la incompatibilidad entre. ser diputado y ser concejal o cualquier cargo público. Alguien preguntó por qué Romero no había dimitido ya como diputado al presentarse como candidato a Málaga.

Quite de Anguita

A Antonio Romero se le congeló la sonrisa. Anguita acudió al quite y, visiblemente crispado, aclaró que esa incompatibilidad sólo es aplicable cuando concurren las dos circunstancias. Es decir, cuando coincide el cargo de diputado con el de concejal, cosa que "en este momento todavía no se ha producido".

Romero intentó desarticular la andanada que se le caía encima y midiendo bien sus palabras admitió: "Yo dimitiré cuando sea alcalde. Yo cumpliré los estatutos. Y si salgo de concejal, por respeto a mis votantes, seré el concejal Romero y presentaré mi dimisión".

Anguita no quiso entrar a estos trapos. Defendió a su gente, como es habitual en él, pero desvió inmediatamente la conversación hacia los temas que a él realmente le interesan. Reconoció que en estos momentos su campaña está centrada en conseguir la mayoría de los votos, vengan de donde vengan, y que su mensaje a partir de ahora va dirigido a los mismos a quienes va dirigido su programa, a la inmensa mayoría: "Yo ya lo he dicho: gobernaré para la mayoría contra la minoría".