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28 MAYODUELO AUTONOMICO: MURCIA

Candidatos accidentales

La actual presidenta socialista y el aspirante popular a sustituirla carecen de imagen sólida entre los murcianos

, "No nos merecemos esto". El lamento que los madrileños sueltan cuando repasan las candidaturas a su alcaldía se ha extendido por la comunidad murciana como su red de acequias sin agua. "¿Verdá que no, que los murcianos no nos merecemos candidaturas tan de segunda fila?", es una cuestión gastada en las tertulias callejeras, al socaire del tórrido calor que asola la capital en pleno mes de mayo.El aire solano electoral sopla en favor del PP. En las elecciones generales y las europeas los populares desalojaron a los socialistas del puesto de cabeza que habían ostentado desde los primeros comicios democráticos sin que Ramón Luis Valcárcel hubiera hecho méritos para esa ganancia política.

Valcárcel responde al retrato robot extraído del manual del candidato facturado en la sede central del PP. Iba para alcalde, pero la falta de acuerdo entre la derecha (UCD y AP) le arrebató esa posibilidad y se quedó de cabeza de la oposición municipal. Es hijo del hombre más elegante de Murcia, también cronista de la capital, con calle propia en vida y presidente de la asociación de amigos de la capa en una ciudad arrebatada por el sol.

Dicen de Valcárcel que se trata, de "un buen zagal", -inmenso en todas las tradiciones populares de Murcia, que nada tienen que envidiar a las de la otra ciudad española pletórica de cultura agraria, Sevilla. Es sardinero en el entierro de la sardina, nazareno en las procesiones de Semana Santa, huertano en la batalla de las flores y... lo que haga falta en cualquier acontecimiento folclórico de los que tanto abundan en la capital.

Tendrá acceso a la presidencia de Murcia de carambola. La región era feudo de José Ramón Calero, abogado del Estado con el número dos de su promoción y portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso durante los liderazgos de Manuel Fraga y Antonio Hernández Mancha. Un hombre de peso, marcado por una frase alusiva al 23-F en la que reflejaba su comprensión del "estado de necesidad" que causó el intento de golpe de Estado de Tejero.

Calero se retiró a la Asamblea regional de Murcia, en la que ha ejercido la portavocía popular con "guante de seda", radicalmente alejado de la terminología agresiva impuesta por José María Aznar desde que asumió la dirección del PP. Un revés desde una agrupación local y la pérdida de confianza de Génova lo condujeron a su alejamiento, circunstancia que dejó expedita la vía a su sucesor, Valcárcel, mucho más flexible a los dictados de la actual ejecutiva popular en Madrid y a repetir en Murcia los eslóganes de esta campaña: "Todos los. que están son unos corruptos".

¿No le parece extraño que Calero esté ausente de la campaña?, se le pregunta a Valcárcel. "Nadie es imprescindible. Si no viene a trabajar, tampoco se le echa en falta", contesta. Su discurso suena a frases hechas, extraídas del curso, estratégico que imparten en Génova sobre propaganda electoral. Cuando desciende a lo concreto, patina a veces en cuestiones muy delicadas en Murcia. Se le escapó que una desaladora podría fabricar 900 hectómetros cúbicos de agua dulce, el triple de la que recibe el Segura del trasvase del Tajo a lo largo de un año sin restricciones. Pero nadie pone en duda que se trata de un "buen zagal, una buena persona". Prueba de ello es su reacción a la pregunta del periodista murciano Pepe García Martínez para rematar su entrevista: "Ramón Luis, ¿llevas 300.000 pesetas para prestarme?". Valcárcel picó el anzuelo y se echó, compungido, las manos a los bolsillos. Su adversaria y actual presidenta de la comunidad, María Antonia Martínez, ha llegado al puesto también por casualidad. El gran patrimonio electoral que acumuló el PSOE en Murcia se ha consumido en cenizas debido a las luchas internas. Ella emergió como un mal menor, un apagafuegos coyuntural que, a la postre, ha causado sorpresa, incluso entre sus adversarios, porque se ha tomado en serio el puesto.Desde que hace dos años se hizo cargo del partido, Martínez manda en su aparato y en la región con mano firme, rodeada de un equipo fiel. Ha resultado ser una buena gestora. Ha puesto orden en las cuentas y la administración. Así lo reconocen Izquierda Unida y hasta el propio Valcárcel. Pero le falta fuelle, autoridad, liderazgo... No está acostumbrada a ejercerlo. Su colocación en las listas nunca había superado el quinto puesto. Ésta será la primera ocasión en que se juegue el tipo por el PSOE encabezando una candidatura, precisamente cuando la tendencia va a la contra (107.000 votos les sacó el PP de ventaja en las europeas). Su pretexto para no levantar la voz o ser más ardiente en el reclamo de apoyos es que no forma parte de su estilo insultar como lo hacen los populares.

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"No echa gusto a ná, le faltan tablas", dicen quienes han seguido su trayectoria, que responde al perfil de una mujer hecha a sí misma desde la huerta, como delata su acento: abre la boca al final de las palabras en vocal.La mayor de siete hermanos, comenzó a trabajar a los doce en la industria conservera (17.000 empleos en la comunidad) y fue chica de servicio durante más de un año. Sus libros fueron los primeros que entraron en casa de los Martínez en Molina del Segura. Con dos o tres años más de experiencia en el cargo, podría aspirar a frenar la avalancha popular que se le echa encima por causas ajenas a su gestión. Escuela tendrá en la oposición.

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