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28 MAYO

Aznar insinúa que el Gobierno se dedica a investigarle y espiarle en vez de protegerle

José María Aznar dio a entender ayer las 10.000 personas que llenaban la plaza de toros de Cuenca que el Gobierno se dedica a investigarle y espiarle, en vez de protegerle contra la amenaza terrorista. El líder del PP quiere que la táctica socialista de revolver algunas de sus opiniones pasadas o de asimilar el concepto de orden de la derecha al autoritarismo desdibujen los perfiles del PP que pretende proyectar al electorado. Ayer respondió que el suyo "es el partido del centro y el que defiende las libertades" y añadió que prefiere dirigir el "partido de los derechos individuales y las libertades" a estar al frente del "partido de la patada en la puerta" para recordar la polémica ley Corcuera, parcialmente anulada por el Constitucional.

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Colgados de Cuenca

José María Aznar escogió Castilla-La Mancha, una de las comunidades autónomas donde el resultado electoral del 28 de mayo es más incierto, para salir al paso de las dudas que se siembran desde el PSOE sobre la sinceridad democrática de sus convicciones en los años de transición. Y así, elogió el papel de la Unión de Centro Democrático (UCD) y los Gobiernos centristas anteriores a 82, el año de la victoria del PSOE, fijó como meta de su proyecto político "recuperar el ambiente de libertad que existía España" en aquella época y situó la defensa de la libertad como "razón de ser" de su vida su dedicación política. "Ése es sentido profundo", remachó líder del PP.Pero no se quedó ahí.También lanzó una andanada contra un Gobierno" que se dedica a investigar, a perseguir y a espiar a los ciudadanos antes que protegerlos". Y eso "no es lo que necesita el país", se lamentó.

Quejas confidenciales

Las quejas sobre el hecho de que el Ministerio de Justicia e Interior no se haya puesto en contacto con el presidente del Partido Popular después del atentado de la banda terrorista ETA que estuvo a punto de costarle la vida hace un mes no son nuevas. Aznar las expresó en un desayuno con numerosos medios de comunicación en el Congreso de los Diputados una semana antes del arranque de la campaña electoral, pero entonces pidió a los informadores que no se hicieran públicas.

Todos los medios presentes respetaron el compromiso. Sin embargo, el diario El Mundo fue autorizado por la oficina de prensa del Partido Popular a publicar ayer una amplia información sobre el malestar de su presidente.

En una comunidad en la que su presidente, el socialista José Bono, tiene cierto gancho personal y confía en remontar el resultado de las europeas (48% de los votos para el Partido Popular, 37,8% para los socialistas), Aznar sugirió a los electores que a la comunidad de Castilla-La Mancha le interesa "coger la autopista del cambio político para ganar su futuro".

Antes, el candidato popular a la presidencia regional, José Manuel Molina, dio a entender que su elección hará pasar la cabalgata de los Reyes Magos por Cuenca una vez al mes, en vez de una vez al año. Prometió el oro y la autovía con Valencia, el ferrocarril, la universidad, una vicepresidenta conquense (Aurora Molla) y el fin del arranque de las importaciones de ajos.

Sin preguntas

Recorrido ya más de la mitad del itinerario previsto en la campaña electoral oficial, el líder de los populares no ha aceptado un solo contacto formal con los medios de comunicación que siguen su vuelta a España y ha preferido evitar que se le puedan formular preguntas.

Han transcurrido ocho días del periodo oficial de demanda del voto, y, a falta de siete, Aznar, protagonista absoluto de la campaña de su partido, ni ha concedido ni tiene prevista una conferencia de prensa. Las cosas son muy diferentes a hace cuatro años, cuando los populares se sentían muy lejos de representar una alternativa y su líder organizaba contactos habitualmente con los medios de comunicación.

Ahora esquiva la conferencia de prensa o cualquier oportunidad de que se le planteen preguntas o se le pidan comentarios al margen de los discursos exaltados y triunfales de los mítines.

El presidente del Partido Popular se desplaza a las ciudades que visita en un pequeño reactor alquilado, poco antes de cada acto, y vuelve a dormir a Madrid. Los informadores hacen los desplazamientos por su cuenta, con el único objetivo y la única posibilidad de seguir el mitin de cada día. En Oviedo, el protagonista invitó a cenar a la comitiva, pero no para hablar. El único objeto era dar cuenta de las viandas.

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