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Tribuna:DEBATES
Tribuna
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La lejanía del Ayuntamiento

José Luis Leal

EL PODER MUNICIPAL. La proximidad de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo actualiza la polémica sobre el poder de los ayuntamientos en España. En ese debate se resumen varios de los principales problemas surgidos en 16 años de ejercicio democrático de Administración municipal. El reparto del poder local entre las grandes ciudades y los pequeños pueblos, el sistema de elección de las autoridades en España y en Europa, la proximidad o la lejanía entre el Ayuntamiento y el ciudadano, así como diversas propuestas de reforma del sistema actual de participación y representación política, son algunas de las cuestiones analizadas por tres especialistas en estas páginas.

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La ciudad como oportunidad política

España es a la vez un país rural y urbano, con una elevada proporción de población urbana y con un gran número de pueblos pequeños. El 8% de la población habita en los 5.909 pueblos menores de 2.000 habitantes, mientras que en los municipios de más de 100.000 habitantes vive más de la mitad de la población. Pero el régimen de gobierno local es el mismo para todos ellos, lo cual no deja de ser paradójico. Estas características han llevado a lo largo de los últimos 20 años a serios problemas de eficacia en los ayuntamientos pequeños y a un alejamiento creciente de las inquietudes ciudadanas por parte de los gobiernos municipales de las ciudades.En los grandes municipios urbanos, tras las primeras elecciones democráticas, la complejidad de los problemas y la inexperiencia de los nuevos concejales, condujo a que se plantearan como uno de los principales retos la gestión eficaz de los municipios que debían gobernar, solucionando los acuciantes problemas de escasez de equipamientos, de la carencia de instrumentos urbanísticos para mejorar el estado de calles y plazas y de la pervivencia de chabolas y viviendas en ruinas.

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La procedencia de un nutrido grupo de concejales de los movimientos urbanos garantizaba inicialmente la proximidad con las inquietudes ciudadanas y una fácil asimilación de las necesidades sociales de la población. Ese hecho llevó a considerar innecesarias el establecimiento de medidas institucionales de comunicación entre la población y los elegidos. La necesaria descentralización de los sistemas decisorios de las ciudades españolas se fue postergando para mejores momentos, y los procesos de participación ciudadana se dejaron de lado porque resultaban lentos y costosos, además de incrementar los problemas de la gestión. El resultado de tales plantamientos ha sido una notable mejora en la gestión municipal respecto a los años de la dictadura, pero ha supuesto una cierta opacidad de la misma y un distanciamiento progresivo entre los políticos locales y las inquietudes de los ciudadanos.

Ese distanciamiento se ha visto paulatinamente acrecentado por la propia organización de los partidos políticos y las características de la ley electoral. Las listas cerradas de los candidatos se han confeccionado en las agrupaciones de los partidos políticos por los propios concejales que en definitiva son los que dominan dichas agrupaciones, al unir a sus inquietudes políticas los intereses personales por mantenerse en su cargo, sobre todo cuando éste es remunerado. La renovación se convierte así en un hecho más bien excepcional, lo que supone también una dificultad de entrada de nuevos planteamientos o de recogida de aspectos diferentes de las inquietudes ciudadanas.

Los recientes cambios de la sociedad informacional han impulsado esa tendencia. El hecho de que la propia existencia política pase cada vez más por los medios de comunicación, lleva a primar las estrategias de imagen frente a otras consideraciones, quitando espacio a la capacidad de recoger las inquietudes ciudadanas. Los problemas que no aparecen en los medios dejan de serlo y los propios políticos se miden por el tiempo que aparecen en las noticias de televisión, en las tertulias de la radio, o por las veces que son citados y fotografiados por la prensa. En la nueva sociedad de la información, lo que no pase por los medios de comunicación no tiene consistencia política. La prensa, la radio y la televisión intervienen activamente en los procesos políticos y de gestión, siendo capaces de crear problemas y de diluirlos, de ensalzar nuevas figuras y de condenarlas con el solo hecho de recogerlas o de olvidarlas entre sus páginas y sus imágenes.

Como resultado de ese proceso los problemas más locales o minoritarios son frecuentemente olvidados, su limitado alcance les excluye de los medios de comunicación, y con ello les aparta de la preocupación de los gestores., Pero a su vez la creciente fragmentación social induce una diversificacion de los problemas. Eso refuerza el centralismo de los partidos políticos en tomo a unos pocos líderes, cuya imagen hay que aprovechar, y explica el hecho de que se puedan plantear unas elecciones locales como si se tratara de las generales, con escasas consideraciones a los problemas concretos que condicionan la vida cotidiana de las ciudades. Este hecho es -a la vez efecto y causa de ese distanciamiento entre ciudadanos y concejales. Esta dinámica exige un cambio en el sistema político local; por una parte se impone una mayor descentralización en la gestión, con la inversión de los procesos de concentración del poder que se han dado en los últimos años. La formación de consejos de barrio con voz en los plenos y con pequeña capacidad de gestión sobre el mantenimiento de los espacios colectivos, podrían contribuir a un desbloqueo de esa ruptura; la ley de descentralización italiana de 1978 podría servir para inspirar esta propuesta.

Por otra parte, el aprovechamiento de la transmisión por cable de programas televisivos, y un desarrollo de la prensa de barrio, podría inspirar una mayor comunicación entre ciudadanos y concejales, tal como se está dando ya en algunas ciudades europeas. La producción de programas y la difusión de noticias con un ámbito de barrio podría llevar a una mayor sensibilización de los ciudadanos con sus problemas inmediatos y a los ediles con las inquietudes de los vecinos. Finalmente, la apertura de las listas electorales, con la posibilidad de elegir a personas de partidos diferentes, llevaría también a una mayor apertura de los propios elegidos respecto a las inquietudes y los problemas locales.

Jesús Leal es profesor de Sociología Urbana.

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