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Aterrizaje sembrado

Una avioneta, con el motor averiado, toma tierra sin percance junto a la M-40

El sembrado les salvó. Eran las 20.52 de ayer, cuando una avioneta Pipper Azteca de nueve metros, en aterrizaje de urgencia, tomó tierra en un campo cercano a la M-40. La nave se dirigía a la pista del aeródromo de Cuatro Vientos, en Aluche. Pero un fallo mecánico la obligó a descender hasta el sembrado, entre los bocinazos de los automóviles y la mirada atónita de los vecinos del poblado chabolista de La Mimbrera, que vieron cómo el aparato quedaba parado a unos 700 metros de sus hogares.Al tocar suelo, el avión se arrastró a lo largo de 300 metros y sufrió daños en el tren de aterrizaje y en el fuselaje. Los cuatro tripulantes del aparato salieron ilesos. Sólo sufrieron rasguños y pequeñas heridas, y un gran susto, según los técnicos del aeródromo.

Una ambulancia del Samur se trasladó hasta el lugar del accidente al recibir el aviso de la Policía Municipal de Madrid. Los agentes comunicaron por radio que una avioneta se había estrellado. Sin embargo, los médicos regresaron sin atender a ninguno de los ocupantes del aparato.

Según las primeras hipótesis manejadas por los responsables de la base de Cuatro Vientos, el aparato sufrió un problema en el motor que le impidió volver con tiempo a la pista. La nave, una Pipper Azteca de nueve metros de largo, estaba realizando vuelos de prácticas.

Para José Manuel Bruned, director del aeródromo, el piloto hizo una excelente maniobra, acorde a las posibilidades que se tienen en estas situaciones de riesgo. "Estos aparatos son muy manejables, y en estas circunstancias pueden aterrizar en un espacio corto", señaló Bruned. A su, juicio, no se ha puesto en peligro la vida de nadie porque se utilizó para tomar tierra una zona abierta y deshabitada.

Una comisión de investigación aérea analizará en los próximos días las causas exactas del accidente. José Manuel Bruned confirmó que la avioneta realizaba un vuelo formación de la escuela de la base de Cuatro Vientos. Tanto este accidente como el ocurrido el pasado 22 de febrero en el barrio de La Fortuna (12.000 habitantes) son similares, según señaló Bruned. "En ambos casos un problema mecánico obligó a realizar una rápida maniobra de aterrizaje", agregó.

En el caso de febrero la avería no sólo afectó al motor en pleno vuelo, sino que la radio dejó de funcionar y, al tomar tierra, el tren de aterrizaje no llegó a desplegarse. En estas condiciones, la avioneta acabó de forma accidentada en un descampado y quedó, junto a una laguna natural, a sólo 300 metros del barrio de La Fortuna, de Leganés (178.000 habitantes). Dos ocupantes del aparato requirieron atención hospitalaria a causa de las heridas sufridas en la cabeza. El tercer tripulante salió ileso.

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