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Un indigente apuñala a otro bajo la estatua del Diablo

La estatua del Ángel Caído, en el parque del Retiro, presenció ayer entre tinieblas un duelo de sangre. De madrugada, a la 1.30, dos indigentes disputaban una violenta pelea. Francisco Javier Álarez Ortego, de 27 años, cayó al suelo entre gritos. Junto a la escultura diabólica, yacía con una puñalada de 15 centímetros que le desgarró el abdomen.Una patrulla de la Policía Municipal descubrió al hombre moribundo.

Ayer por la tarde, el indigente herido seguía convaleciente en el Gregorio Marañón. "He abierto los ojos y mira dónde estoy, en el hospital", musitaba dolorido y sedado durante la visita del periodista. Atormentado, recordaba vagamente la pelea y hablaba entre susurros: "Iba a mear, yo duermo en el huerto del Francés, se metieron conmigo y empezó la pelea". La policía ignora las causa de la trifulca. El presunto agresor no ha sido detenido.

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"Se metieron conmigo y empezó la pelea", dice el indigente herido

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Según los agentes, el autor huyó dejando un reguero de sangre. Sospechan, por tanto, que también resultó herido.

Francisco Javier, con barba de una semana, reconoce que iba embriagado, por eso su memoria ha borrado la secuencia de la pelea. "Estuvimos tomando algo por la noche, iba un poco bebído", balbuceaba. "No sé cómo ocurrió, me dijeron algo, pero no me acuerdo. Pudo ser alguien de los que duermen ahí".

En cambio, no olvidó que no llevaba armas. "A mí me gustan las peleas de verdad, no con puñales. Yo nunca los llevo encima". "Pudo ser sólo uno, pero no sé qué pasó al final", relata malhumorado.

Tampoco sintió la herida del puñal en sus entrañas: "Cuando me he despertado he sentido un tremendo dolor en el estómago". Está muy molesto, y además no se puede encorvar para mirarse la herida. Francisco Javier se levanta el pijama y pregunta si la puñalada es grande. "Quince centímetros", le responden. "Mierda", grita.

Su voz se apaga, y la cabeza, asegura, le da vueltas. "Es que me va a venir el mono [síndrome de abstinencia]". "Fumo heroína, y llevo un día sin tomar nada". Según las enfermeras, durante la tarde sus gritos ya han recorrido los corredores de la segunda planta. Una de ellas comenta: "Le hemos dado un calmante, pero lo va a pasar mal".

Francisco Javier no ha querido que el hospital avisara a nadie de su familia. "Nací en Madrid, pero vivo en Toledo; a mis parientes, nada; que avisen sólo a Lola, ella sabrá qué hacer". Se refiere a una mujer con la que convive hace unos meses en la zona del huerto del Francés. El indigente malherido asegura que sobrevivía como soldador, pero perdió el empleo. "La peña no se enteró de nada, saben que hubo una pelea, pero seguro que no saben que fui yo", explicó también.

Ayer tarde nadie merodeaba por la zona. Andrés, un mendigo sentado en una de las entradas del Retiro, tenía noticias de la pelea, pero no conoce detalles: "Me han dicho que hubo una curra ahí dentro", resumió.

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