Horror en la guerra
Lo escuché a las dos y veinte de la tarde aproximadamente. Son las cuatro y no han dejado de resonar en mis oídos las palabras de ese niño de seis años que, para huir de la guerra, en no sé qué punto de la ex Yugoslavia, tras abandonar a su familia, estuvo andando seis días, durante los cuales sólo comió hierbas. Cuenta además que vio bajar por el río a mujeres vivas, clavadas en unas tablas, a quienes les habían arrancado los ojos y cortado las orejas. El niño decía que para ver eso era mejor no haber nacido. Niño desconocido de seis años, te doy toda la razón: para ver eso sería mejor no haber nacido.Son las 16.12. Tendría que estar llamando a unos clientes, preparando unos presupuestos, pero no puedo. Son demasiadas preguntas sin respuesta. ¿Dónde está ahora ese niño? ¿Quiénes eran las mujeres que bajaban por el río? ¿Eran jóvenes? ¿Eran madres de soldados del bando contrario? ¿Quiénes las martirizaron así? ¿Serán juzgados alguna vez? ¿O vendrán dentro de unos años de vacaciones a España? ¿Quién costea, presta, ofrece, regala, suministra infraestructura para que esta guerra continúe después de tanto tiempo? ¿Será alguno de los países que andan conmemorando el 500 aniversario de la caída del fascismo?Es tan horroroso todo esto que mi sentido de supervivencia me sugiere la posibilidad de que un niño de seis años pueda estar equivocado. ¿O no?-
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