Ingenuidad

Tengo 56 años y nunca he votado porque no me han dejado. Soy un emigrante retornado. He vivido en Estados Unidos 30 años.. Allí no se me permitía votar por ser ciudadano español; aquí tampoco, por no estar empadronado. Cuando regresé, en mayo de 1994, para quedarme, lo primero que hice fue inscribirme en el Ayuntamiento de esta localidad. Pensaba yo que un año sería suficiente para que mi nombre entrara en las listas del ordenador correspondiente para poder votar en las municipales del 28 de mayo. ¡Qué ingenuidad la mía! Al parecer un año no ha bastado.Salí al extranjero durante las vacaciones de Semana Santa y regresé el 17 por la noche. Al llegar a casa, un familiar me informó que ya había finalizado el plazo de reclamaciones del censo. ¿Cómo? ¿Sería posible que la máquina: burocrática no me hubiera incluido en sus listas? Desgraciadamente, mis temores han sido confirmados. El 18, a las nueve de la mañana, me presenté en el Ayuntamiento de Paracuellos del. Jarama, donde resido. Me dicen que ya no tienen las listas y me envían a la calle Silva, 19, oficina del Censo Electoral. Explico mi caso, me piden. el carné de identidad y me confirman, para mi desgracia, que no figura mi nombre en el ordenador. ¿Qué puedo hacer? Nada, me responden. Me explican que, por ley, las listas se exponen 45 días antes de las- elecciones, aunque caiga en Semana Santa. Por si me sirve de consuelo, la señorita que me atiende me dice que, tal vez, por esta circunstancia tan anómala, la Junta Electoral Central haga una excepción y extienda el plazo de reclamaciones, pues ya son. muchas las quejas que han pasado por su mostrador. Me ve tan abatido que me anima a pasarme por allí dentro de dos semanas. ¿Me moriré sin haber votado? ¿Sin haber podido ejercer mi derecho al voto como ciudadano de este país? El caso de mi esposa es idéntico al mío-