_
_
_
_

Un incendio intencionado destroza una puerta histórica del Prado

Elsa Fernández-Santos

El fuego en una pinacoteca universal, una de las pesadillas de cual del arte, se quedó en el umbral del Museo del Prado. Una puerta histórica, la que lleva el nombre de Murillo, situada frente al Jardín Botánico, ardió ayer a las 4.44. Los bomberos acudieron seis minutos después y sofocaron las llamas en un cuarto de hora. El fuego, que según los primeros indicios fue provocado con gasolina, se detuvo en la gigantesca puerta: una sólida estructura de pino, de cinco metros de altura, 20 centímetros de grueso y casi dos siglos de antigüedad.

La hoja de la puerta quemada, que da acceso a un zaguán de la pinacoteca, podrá recuperarse. Doce horas después del incendio, la zona más deteriorada de la gran madera quemada se ocultó a los curiosos bajo un tablero. La puerta de Murillo, una de las entradas laterales del museo y por la que acceden los grupos escolares, se abrió a las 10.00 de la mañana como todos los días. "A nadie le ha sorprendido demasiado ver la puerta así. Está mal, pero abierta no se nota tanto", señaló un bedel.El servicio de limpieza del museo había retirado minutos antes de la apertura los restos del agua derramada por los bomberos para sofocar el fuego. Las llamas, que fueron intensas durante unos minutos, no lograron traspasar los 20 centímetros de grosor de la puerta. Sólo el humo se extendió ligeramente por el zaguán al que da acceso la entrada. "La madera de pino arde con mucha facilidad", aclaró un bombero.

La Policía Nacional tomó muestras de las cenizas para averiguar si el fuego fue provocado con gasolina o cualquier otro líquido inflamable. El director del museo, José María Luzón, negó la posibilidad de qué la causa del fuego fuera la hoguera de un mendigo, como señalaron ayer algunas fuentes. "Todo parece indicar que se trata de una a tentado directo, provocado con un líquido. En definitiva, un acto de vandalismo".

Luzón añadió: "Cualquier agresión contra el Prado es una agresión contra una institución que representa todo lo que la cultura en España puede ofrecer".La primera vez

La agresión de la pasada madrugada es la primera en la historia del Museo del Prado si se hace un paréntesis con la Guerra Civil. Entonces, el museo, aunque estaba vacío, fue víctima de bombardeos.

El Prado jamás ha sufrido atentados tan graves, como los ocurridos en 1972 en el Vaticano, cuando un loco le dio en 1991 un martillazo a la nariz de La Piedad de Miguel Ángelo el ocurrido en Florencia, cuando otro perturbado destrozó un dedo del pie del David de Mi guel Ángel. En la pinacoteca española han sufrido pequeñas a tres cuadros de gresiones Goya: el Autorretrato, que una mañana apareció con un bigote pintado; los Fusilamientos, que amaneció con un orificio de cinco milímetros y el Pastor tocando la dulzaína, que fue rayado levemente; una obra de Rubens, que en un tumulto fue raspada y arañada y una escultura romana que el año pasado cayó al suelo cuando unas vigilantes primerizas la manipulaban.

En lo que al fuego se refiere, el único incendio ocurrido en el Prado se remonta al siglo pasado. Se quemó una tarima de madera y un trabajador del museo se quedó ciego. Desde entonces se retiraron todas las tarifas. En el Prado, los muros -de casi un metro- de grosor- son de cemento y el suelo es de granito. También hace unos anos se retiraron todos los tabiques de madera.

Para el director del Prado, cuanto menos se sepa sobre la seguridad de la pinacoteca, mejor. El museo nunca está cerrado. Durante las 24 horas del día hay personal de seguridad y de mantenimiento por si ocurre cualquier cosa. No sólo un incendio o un robo, que son extremos, sino un corte de luz o un problema con el acondicionamiento de las salas.

La actuación de la Policía Nacional y de lo bomberos fue, según el director del Prado, "rapidísima". "La coordinación entre nuestra seguridad, la Policía Nacional y los bomberos es definitiva para la seguridad del museo". Según Luzón, está calculado que la llegada de los bomberos dure cuatro minutos. Sin embargo, según los datos facilitados por los bomberos, tardaron seis. "Hay un margen. Pero siempre mínimo subrayó Luzón.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_