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Entrevista:

"Franco no hablaba de mujeres"

Es un mito. Acaba de presentar sus memorias, escritas por Carlos Abella.

Pregunta. Usted es uno de los tres o cuatro mitos vivientes. ¿Qué es un mito?

Respuesta. Por lo que dice usted, alguien que vive.

P. ¿Echa de menos no ser doctor honoris causa de algo o premio Nobel?

R. ¡Por Dios! ¡Qué susto!

P. ¿Recuerda su brindis más fino?

R. Quizá una vez que le dije a una mujer: "Brindo por sus manos blancas que me están aplaudiendo y que quizá son las únicas capaces de estrecharme de verdad".

P. ¿Del chulo, guapo e inteligente joven que tomaba el aperitivo en la cervecería de la plaza de Santa Ana qué queda?

R. Chulo ya no soy... si no me pinchan. Lo de guapo pasó a la historia. E inteligente... Puedo tener algún deslumbre.

P. Hoy, ¿qué es parar, templar y mandar a un toro?

R. Yo le hablaría dulcemente, como a la novia en la última fila del cine con 14 años.

P. ¿Y a una mujer?

R. Igual, en penúltima fila.

P. ¿Qué vivió en el instante en que el toro Islero mató a Manolete en la plaza de Linares, a su lado, en 1947?

R. Me acordé de lo que me había dicho poco antes: "Mira, Miguel, yo me voy a retirar, estoy cansado; y al que le voy a hacer más daño es a ti, porque todos los que me chillaron ayer y me chillarán hoy y mañana, todos te van a chillar a ti".

P. ¿Cree que doña Carmen Polo de Franco tomaba el té con la Virgen?

R. No tengo noticia.

P. ¿Por qué se enamoró de Lucía Bosé?

R. Porque era muy bella y era un poco mi defensa; estaba atosigado, quería retirarme.

P. ¿Qué le embelesó de Rosario Primo de Rivera?

R. Su calidad humana fuera de lo normal; de no ser por ella, ya no viviría hace 10 años.

P. ¿Qué es hoy un toro?

R. Lo contrario de una vaca.

P. ¿Llegó a medio comprar a los críticos de su tiempo?

R. Bueno, eso todos; les hacíamos un regalo porque no ganaban para vivir.

P. ¿Sería elegante que no habláramos de Ava Gardner?

R. Era extraordinaria, de sinceridad increíble. Pero se habla mucho...

P. ¿Cómo se puede no tener miedo a la muerte?

R. Pensando que cuando uno duerme, si no se despierta, no pasa nada.

P. ¿Le tentó la mística?

R. No, francamente.

P. ¿Y los homosexuales?

R. No..., pero ¡ojalá!

P. ¿Le sirvió la prostitución?

R. Fui dos veces. Una con Belmonte y con el duque de Pino Hermoso. Y otra con Díaz Cañabate y con Sebastián Miranda... Metí a dos mujeres al sanatorio, por enfermas.

P. ¿Qué necesitó más?

R. Tiempo para reflexionar.

P. ¿Es más educado que su hijo Miguel Bosé?

R. No; él tiene otros principios, otra cultura. Pero la educación es otra cosa. Veríamos.

P. ¿Le gustaría presidir vivo su entierro?

R. Qué aburrido, ¿no?

P. ¿Ha tenido algún fin de mes apretado?

R. Éste.

P. ¿Su sobrino Rivera Ordóñez le ha hecho llorar?

R. No lloro viendo torear. Pero no lo veo por miedo.

P. ¿Franco le hablaba de política en las cacerías?

R. Franco no hablaba de política.

P. ¿Y de mujeres?

R. Tampoco.

P. ¿Tiene algo más que decir de la pena de muerte?

R. Sí, el otro día me precipité. Dije que por cada muerto de ETA había que matar a dos de ETA; y son tres.

P. ¿Qué le aportó su amistad, con Picasso?

R. La amistad de la vida.

P. ¿Picasso se entendía mejor con Carrillo o con usted?

R. Nunca le vi hablar con él ni hacer comentario alguno.

P. ¿Qué es la libertad?

R. Mirar al infinito y no pensar nada.

P. Cada día ¿mata el tiempo o resucita la vida?

R. Espero tranquilamente que la vida me responda a esa pregunta.

P. Yo quiero paz y justicia, y beber buen vino. ¿Soy iluso?

R. Es un genio. Paz, justicia, buen vino. ¿Para qué más?

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