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Dos directores de diarios israelíes implicados en un escándalo de escuchas ilegales

, Si en Israel todavía quedan secretos, conviene no usar el teléfono. Esa es una de las lecciones que empresarios, parlamentarios y la crema de la prensa nacional están extrayendo a medida que el escándalo de los pinchazos ilegales se extiende a los despachos de los directores de los dos periódicos más importantes, Maariv y su rival, Yednoth Aharonoth.

Las autoridades están desentrañando una maraña de escuchas que, según algunas versiones, incluyen las líneas telefónicas y de fáx en las esferas más altas del Estado, como es el caso del despacho presidencial y el ministerio de Defensa.

La investigación comenzó cuando una ejecutiva, de una revista femenina denunció la intervención ilegal dé su teléfono. La policía descubrió que dos emprendedores detectives privados de Tel Aviv, Rafi Friedan y Yaakov Tsur, habían conseguido pinchar cerca de 400 líneas telefónicas para sus propias pesquisas.

Las investigaciones se complicaron más tarde cuando entre los clientes de los detectives aparecieron los nombres de algunos miembro! del diario Yedioth Aharonot, que fueron acusados de contratar a los detectives para espiar a Maariv. El director del diario Maariv, Ofer Ninirodi, hijo del acaudalado hombre denegocios Yaacov Ninirodi -figura central en lucrativas transferencias de armamento en años pasados- fue detenido el sábado pasado, por sospechas de que estaba recurriendo desde hace tiempo a prácticas similares. El director de Yedioth Aharonot, Moshe Vardi, fue detenido el martes, pero recobró su libertad. 48 horas más tarde.

Tanto el abogado de Ninirodi, como el propio Vardi, aseguran que cuando las cosas se aclaran quedará demostrado que no había razón para los arrestos. Pero el impacto del escándalo entre el público lector de los dos diarios es cada vez más notorio. "Ya no sabemos a quien creer. ¿Quién escucha a quién y con qué fines? ¿Estamos siendo testigos de algo más que una simple guerra de diarios empeñados en ganar más espacio en el mercado o es que hay un gran mar de fondo?", se pregunta un comerciante de Jerusalén. En ausencia de respuestas categóricas, lo que sí están descubriendo los israelíes es que el radio de acción de las escuchas ilegales, contratadas por empresas rivales, es mucho más amplio de lo que inicialmente se pensaba.

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