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Jospin toma la iniciativa del cambio en Francia

Enric González

Lionel Jospin quiere hacer honor a su nuevo lema: El presidente del verdadero cambio. El candidato socialista propone un gran vuelco en la política francesa si es elegido el 7 de mayo: elecciones generales inmediatas, para romper o reducir la hegemonía parlamentaria conservadora, y triple referéndum, para acortar de siete a cinco años el mandato presidencial, para impedir a los diputados acumular cargos y para introducir la proporcionalidad en la ley, electoral. Por su parte, Édouard Balladur volverá a París para participar el sábado en un mitin con Chirac.

Jospin repite que su victoria es posible. Los cálculos aritméticos juegan en su contra, dada la aparente mayoría de votantes conservadores. Pero el inesperado triunfo de la primera vuelta ha acabado con su aureola de candidato de circunstancias, y ha desencadenado una dinámica de optimismo. En Montauban (sur de Francia), el miércoles por la noche, y en Ajaccio (Córcega) y Marsella, ayer, Lionel Jospin enarboló la bandera del cambio, propuso una cadena de elecciones y referendos entre junio y julio "para lanzar un impulso de progreso", e ironizó sobre las divisiones internas en derecha."¿Cómo puede presentarse Chirac como el gran reunificador de los franceses, si ni siquiera es capaz de reunirse con Edouard Balladur?", se preguntó en su mitin de Montauban. "Lo que ocurre en las filas conservadoras", dijo, "es una prueba más del espíritu de clan por el que se rigen".

Jospin acababa de escabullirse, sin embargo, de una nueva ayuda por parte de los clanes socialistas. Henri Enimanuelli, primer secretario del Partido Socialista (PS), volvió a implorar una intervención de François Mitterrand en la campaña de Jospin, y sugirió como escenario el mitin de hoy en Mont de Marçan (suroeste de Francia), junto a su propia circunscripción electoral y cerca de la comarca natal del presidente.

Participación de Mitterrand

El candidato quedó, como hace tres semanas, cuando la dirección del PS rogó a Mitterrand que entrara en campaña, en una situación incomodísima. No podía rechazar públicamente a Mitterrand, aún idolatrado por un sector de la población, ni le convenía que le fotografíaran junto a Tonton, porque eso reforzaría las acusaciones de "continuisino" lanzadas desde el bando chiraquista. La invitación a Mont de Margan parecía ayer desestimada, pero en la sede del PS se hablaba ya de llevar al presidente a Tou.louse, nada menos que al gran mitin de final de campaña, el próximo 4 de mayo.

El candidato conservador, Jacques Chirac, volvió a manifestar ayer que Jospin no proponía otra cosa que una "prolongación" de la presidencia mitterrandista. "En 14 años, no han aprendido nada", dijo ayer Chirac, en una entrevista televisada, "porque leo el programa de Jospin y lo encuentro casi idéntico al de Mitterrand en 198V. El alcalde de París añadió que la victoria de Jospin le parecía imposible: "Para ocupar la presidencia de Francia se requiere, creo, una persona con pragmatismo y con experiencia. Jospin carece de lo uno y de lo otro".

Mientras tanto, los políticos que impulsaron la fallida candidatura de Balladur seguían sumándose al bando de Jacques Chirac. Tras la reunión de estados mayores del miércoles, presidida por el chiraquista Alain Juppé, sólo Nicolas Sarkozy (ministro del Presupuesto) y Frangois Léotard (iministro de Defensa) quedaron, fuera del regazo de Chirac. Ayer, Léotard se sumó a la fila de hijos pródigos y anunció que asistiría al gran mitin de Chirac en París, el próximo sábado.çTravesía en el desierto

Poco después, el propio Balladur, tras ser conminado públicamente por el ministro del Interior, Charles Pasqua, que fue uno de sus puntales durante la primera vuelta, a que asistiera al gran mitin del sábado para que éste fuera "ima auténtica ceremonia unitaria", el primer ministro cedió y participará en el mitin con Chirac.

Balladur, en su autoimpuesto exilio alpino de Chamonix, componía la imagen de la soledad política. Su fuga de París, dejando por casi una semana su trabajo como primer ministro y demostrando que el Gobierno era una fantasmagoría a la espera de disolución, fue el primer paso hacia su previsible travesía del desierto. Sin embargo, el proyecto de usar los votos recogidos el domingo para legitimar una nueva formación política, un Partido Conservador a la inglesa basado en los parlamentarios de la heterogénea coalición Unión para la Democracia Francesa, parece carecer de toda perspectiva.

Con los gaullistas y los centristas entregados a Chirac, con la derecha liberal adherida a la candidatura del alcalde de París, al plan de Balladur sólo le queda una esperanza de supervivencia: que Chirac fuera derrotado el 7 de mayo.

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