El fiscal pide un año de cárcel al policía que mató a una pescadera de Vilagarcía
, Los testigos que prestaron declaración en el juicio iniciado ayer en la Audiencia Provincial de Pontevedra por la muerte de la vendedora de pescado Rosa Diz Platis relataron versiones distintas de los hechos ocurridos en la plaza de abastos de Vilagarcía, el 27 de octubre de 1993. José Otero Camba, agente de la unidad del Cuerpo Nacional de Policía adscrita a la Xunta de Galicia, está acusado por el fiscal de un delito de imprudencia temeraria con resultado de muerte, por el que solicita un año de prisión menor y 23 millones de pesetas de indemnización al viudo y a los cuatro hijos de la víctima.La acusación particular, calificó los hechos como un delito de homicidio por el que pide una pena de 17 años y cuatro meses de prisión, y 90 millones de pesetas de indemnización.
La muerte de Rosa Diz se produjo después de un tumulto originado en la plaza de abastos de Vilagarcía, cuando el jefe de base de vigilancia pesquera de la Xunta procedía a decomisar una partida de jureles de talla antirreglamentaria, para lo cual requirió la presencia de dos agentes de policía, José Dacosta Conde y el procesado, José Otero Camba.
Increpaciones a los agentes
El hijo del propietario de la partida de pescado, Francisco Ramón Loureiro Bea, de 20 anos, se negó a mostrar su documentación, por lo que fue conminado por los dos policías a ir a la comisaría. Minutos después comenzó a congregarse un grupo de vendedores y vecinos que increpó a los dos agentes por su actitud.
Según las manifestaciones del procesado, cerca de 50 personas comenzaron a insultar y zarandear a los dos policías cuando conducían a Francisco Ramón Loureiro a la comisaría. Fue entonces cuando José Otero sacó su pistola reglamentaria para disparar al aire con el fin de dispersar a las personas que lo rodeaban.
Durante el forcejeo, el agente de policía reconoció que se produjo un disparo fortuito que alcanzó a la vendedora de pescado, que quedó tendida en el suelo. Esta versión es negada por la acusación particular, ejercida por la familia de la víctima, que considera que el policía sacó su pistola con la intención clara de disparar contra el grupo de personas que lo increpaba.
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