TRES KILÓMETROS DE JUEGO.
Los tres kilómetros de la calle de Bravo Murillo (Tetuán) se convirtieron ayer en un gigantesco jardín de infancia. Desde la plaza de Castilla y hasta la glorieta de Cuatro Caminos, cientos de niños, invadieron la calzada a pesar de la lluvia intermitente, que amenazó durante toda la tarde para jugar con caballos, introducirse en laberintos hinchables, montar toros mecánicos o saltar en camas elásticas, entre otras actividades.
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