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FÚTBOL UN PORTERO DE LEYENDA

Nunca he sido una estrella"

Zubizarreta repasa su dilatada carrera a 48 horas de su partido número 100 con la selección

Andoni Zubizarreta

Debut (septiembre-81)-Los recuerdos de nii debut con el Athletic están más relacionados con los días previos que con el partido ante el Atlético de Madrid en el Manzanares. La AFE tenía convocada una huelga y todos estábamos pendientes de las noticias que nos llegaban. Yo me encontraba en el cuartel de Murguía, de maniobras. Si se desconvocaba la huelga, iría a Bilbao a entrenar. En caso contrario tendría que permanecer en el cuartel. Tras la desconvocatoria, comencé a sentir toda la vorágine previa al encuentro. Me costó elegir la ropa que me iba a poner. Había hablado con el Txopo (Iríbar) de la importancia que tiene para los porteros la definición de la imagen. Era el momento de decidir, de salir al estreno con una ropa muy concreta. Recordé que el Txopo había jugado algunos partidos con un jersei verde. Decidé, por lo tanto, estrenarme de verde. Del partido tengo imágenes muy difusas, pero no olvido el primer gol que recibí. Hugo Sánchez tiró un córner, yo salí a por la pelota, pero no llegué, y Ruiz, desde atrás, hizo el gol. El segundo fue de Marcos. Jugué mal, muy nervioso, precipitado.

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El exito de la razon

Primera Liga(1983)

El Athletic jugaba su último partido de Liga en Las Palmas. Nos sentíamos satisfechos, porque lo que habíamos hecho tenía un mérito enorme. íbamos a disfrutar del partido. Por medio surgió una cuestión casi doméstica. El Athletic había invitado al viaje a las mujeres de los jugadores. Sólo a las mujeres", nos dijo Dani en el vestuario. Las novias no iban. Hubo un pequeño motín y decidirnos hacer una votación. Al final, los solteros pagamos los billetes a nuestras novias. El ambiente durante el viaje fue nervioso. Sin embargo, la primera sensación del partido fue desastrosa: De Andrés marco en propia meta. Pero el equipo reaccionó y remontó. Supongo que sería por la calidad del equipo, pero desde mi punto de vista fue una prueba de coraje. Cuando terminó el encuentro (el Athletic ganó 15), había gritos, gente que te decía que el Valencia le ganaba al Madrid y una sensación de incredulidad, porque en aquel momento había una especie de mito sobre la infalibilidad del Madrid en esa clase de situaciones.

La selección (1985) .

Había ido a visitar a mi novia, que estudiaba en Palencia. Estábamos en un bar, con la televisión a mi espalda. Sé que oí: Zubizarreta y Ablanedo, porteros. Pero creí que había entendido mal, que sería Arconada. Mi novia que estaba de frente a la televisión, veía las letras. "¿Qué ha dicho?", le pregunté. "Dice que Ablanedo y tú", me contestó. Me di la vuelta y entonces vi la lista. Sentí que algo se me caía encima. Uno de los aspectos mas curiosos fue el escenario Era un partido amistoso frente a Irlanda, en Cork. Siempre sublimas todo lo que rodea a la selección: grandes capitales, campos imponentes, hoteles de lujo. Cork era lo contrario, un pueblo pequeño con un campo de Segunda o Tercera. Salió un día de mucho viento. Recuerdo que el balón era muy ligero y que en Irlanda jugaba Liam Brady, un futbolista excelente. Empatamos a cero y fue mi debú como titular. Hubo una frase de Manolo Delgado, preparados físico de la selección, que me quedó grabada en la memoria. Delgado estaba con Angel Mur, el masajista. "Esa espalda, ¿no te recuerda a la de alguien?", le comentó a Mur. "Si, la de aquél (por Iríbar)".

El traspaso (1986)_

El día más largo. El Barcelona se había dirigido a mí a través de un intermediario. Yo quería una confirmación y me reuní con un directivo del Barcelona después de un partido con la selección. Tuve la confirmación, pero no había nada concreto. Eran más intenciones que otra cosa. Yo quedaba libre en junio del 86. El Athletic no tenía derecho a recibir dinero por el fichaje, pero mi primera condición con el Barcelona fue que el Athletic estuviera de acuerdo en el traspaso. Y el Athletic estuvo de acuerdo, cosa que no hubiera imaginado nunca.

Después de varias horas de negociaciones con todas las partes, me sentí mal, sobrepasado. Llamé por teléfono a mi mujer y le dije que me quedaba en el Athletic.

Me puse en contacto con el Athletic, pero me contestaron negativamente. Los dos clubes habían llegado a un acuerdo. Todos quedamos de acuerdo en mantener en secreto la noticia hasta después del Mundial. Al bajar a la recepción del hotel, mi sorpresa fue encontrarme con un directivo del Athletic que estaba hablando con un periódico de Bilbao para informar del traspaso. Todo aquello fue muy inoportuimo, porque el Barcelona tenía que jugar días después la final de la Copa de Europa con el Steaua. La verdad es que no fue una entrada fácil en el Barclona.

Copa de Europa (1992)

Cuando empezó la Copa de Europa, saber que la final era en Werribley tenía un sabor estimulante En los días anteriores a la final tuve un sensación enorme de responsabilidad. Sabía que el Barcelona había llegado a esos momentos tan importantes otras veces, pero no los había rematado. Pero esta vez había buenas vibraciones en el equipo. Todo ayudé: el hotel era pequeño y estaba apartado del centro de Londres, junto a un campo de golf. Era un lugar agradable. Por la tarde fuímos a Wembley a entrenar. Yo tenía un recuerdo cercano de la fisonomía de Wembley. Había jugado allí con una selección mundial y recordaba bien aquellas dos torres legendarias. Cuando las vi al final de la calle, algo se me movió en el estómago. Me volvió a llamar la atención la pequeñez del vestuario y la majestad del estadio. La siesta previa al encuentro se me hizo muy larga, interminable. No llegaba nunca la hora de bajar a merendar. El míster (Cruyff) comentó algo muy parecido a lo de Clemente en Las Palmas. "El que llega hasta aquí, a jugar la final de una Copa de Europa, y en Wernbley, tiene que disfrutarlo. Al fin y al cabo, el destino está escrito,".

Aquella falta me pareció una buena opción para Ronald (Koeman), aunque me pareció que es taba un poco lejos. No vi. entrar la pelota. Vi como el. balón superaba la barrera y luego el movimiento de la gente, la explosión de alegría, con todos los jugadores detrás de Ronald, hacia el córner. Cuando acabó el partido, pensé que Talín (Alexanco) debía recoger la Copa, a pesar de que tradicionalmente el trofeo lo recoge el capitán. Creo que ha sido una de las pocas finales en las que el capitán no alza, la Copa. "Talín recoge la Copa, ¿no?", le comenté a Cruyff. Creo que se quedó. un poco cortado. Tuve una sensación diferente a la que tuve con. la primera Liga del Athletic. Aquellos habían sido momentos de alegría desbordante; estos eran instantes más racionales, de mayor control. Me senté en el centro del. campo, disfrutando de la alegría de la gente más joven del equipo. Cuando bajamos con la Copa nos hicieron las fotos y yo me coloqué en una esquina, por eso no aparezco en las fotos oficiales.

Dinamarca (1993)

Fueron días difíciles Cruyff me había dejado fuera en dos partidos de Liga y estaba el encuentro decisivo contra Dinamarca. Si ganábamos, íbamos al Mundial de Estados Unidos. Se produjo una gran polémica entre los que defendían mi presencia como titular ante los daneses y los, que me rechazaban. Creía que todo aquello no me afectaría, que podría dominar lo que sucedía a mi alrededor. Pero la gente que me conoce, como Clemente, me decían que había algo raro en mi comportamiento. La situación me pudo. Seguramente si se hubiera resuelto bien aquella- jugada con Laudrup mi primera, intervención en el partido-, las cosas habrían cambiado. Lo cierto es que entré al partido-muy tenso, muy duro, muy rígido. Durante la comida había tenido una discusión absurda con Gerardo González (secretario de la Federación) por un asunto de entradas. No estaba bien metido en el partido, aunque sí creo que tuve un momento de lucidez. Si tenía que hacerle falta a Laudrup, tenía que hacérsela fuera del área y luego protestar al árbitro, dar tiempo a que Cañizares tuviera unos instantes para calentar y pensar.

Atenas (1994)

Tuve malas vibraciones desde el sábado anterior, el día que con quistamos la cuarta Liga. Sentí algo raro, a pesar de la celebración si inesperada del título. No era o ismo de'Wemfley. El mañana simiente a la derrota Vente al Milan en la mal de la Copa de Europa, di un paseo con mi mujer y mis hijos. Cuando volvinos, Cruyff estaba eyendo un libro unto a la piscina. Sólo estaba él. poco. Poco después llegaron el presidente Núñez y Gaspart (vicepresidente). Vi que entraban en una sala con Cruyff. "En esa habitación se decide nuestro futuro", le dije a mi mujer. Tenía una sensación extraña. Después de comer le c comenté a Gaspart: "¿No tendrás nada que decirme?". Me dijo que no. En el viaje al aeropuerto, le volví a hacer la misma pregunta. "Sí, tengo que hablar contigo", respondió. Cuando conocí la decisión me sentí incrédulo.

Centenario (26-4-95)

Partido número cien: contra Armenia. Para ir contra corriente, un poco como ha sido mi carrera. Llega después del partido 500 en Liga. En el Bernabéti, un gran escenario. Y después, Armenia: el fútbol te coloca en tu sitio. Nunca he sido una gran estrella. Por eso me parece bien que sea en Armenia. Ni Italia, ni Wembley.,

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