Tertulias

Es la orgía (perpetua) de las tertulias, la lujuria.de las tertulias contra la abulia, el chapoteo feliz en el mar de basura, afinando la pituitaria para mejor definir los finos rfiatices de lo hediondo. Es así como por entre las ondas se nos van metiendo, como por ensalmo, dioses de mil caras, leves e incorruptos, asépticos, nuevos con 100 años, antiguos con la crisálida entre los brazos. Trabajan la rotundidad con tenacidad de herrero y se visten togas, uniformes o sotanas con etiqueta de mártir para mayor gloria de la veracidad. En fin, ésa es la sutil maquinaria del ruido o, si prefieren, la gastronomía de las vísceras. ¿Cómo se llega a esa categoría, en qué tren hay que montarse? ¿Esa limpidez es innata o adquirida? Y esa lucidez bautizada por los siglos, ¿a quién debe la concha?Palos y zanahorias, premios y castigos que reparten con sabia y serenísima sonrisa del demiurgo recién afeitado desde un Olimpo de cartón piedra, con el elegante altruismo de la secta desinteresada que con aguda reflexión traspasada de ironía fin du siecle desentrañara todas ' las claves por más que mil mareas azoten los cimientos del Estado o que la furia de otros tantos huracanes devoren las raíces de la patria. Tertulianos.Y es de oír a más de un giga te del Pleistoceno con larga, la guísima cola escamosa, atraga tarse con un empacho de sensit lidad democrática a nivel del 1. potálamo para así olvidarse antiguos entretenimientos que coagulaban en loas acariciant al bigotito de un general que fi maba sentencias de muerte con desayuno. Vivir para oír.

Pero no desesperemos, son rán más flautas nupciales y est rán todos, absolutamente todc en el mismo redil entonando mismo balido grácil y dulcísin en apoteosis de unanimidad, fin todos cronistas (coronista ya saben). Todo será bello y pe fecto y se nos subirá una tier cosquilla de súbditos amable con boca abierta y mirada de a cángel, mientras una gota sangre azul nos recorrerá los c pilares para que se distiendan 1 pelos en otro tiempo de punta. .