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De cómico a gobernador

Un actor y un escritor desplazan a los políticos en Osaka y Tokio

Tras declararse candidato a gobernador de Osaka, tres días antes del comienzo de la campaña, Knock Yokoyama, de 62 años, instaló su oficina electoral en un restaurante de fideos. Las tareas propagandísticas, reducidas casi exclusivamente a pegar unas decenas de carteles, se las encomendó a su familia y en una bicicleta recorrió plácidamente, sin aspavientos, unos pocos rincones de su demarcación electoral.Hasta el domingo por la noche, muchos japoneses creían que este popular actor aprovechaba las anodinas elecciones locales para dar rienda suelta a sus conocidas actividades cómicas. Sin embargo, el comediante reconvertido en político resultó elegido gobernador de Osaka, la segunda ciudad del país con 8,5 millones de habitantes, derrotando abrumadoramente a candidatos tan oficialistas como Takuya Hirano, antiguo viceministro de Ciencia y Tecnología, respaldado por la acción gubernamental, por el principal partido de la oposición y por un gran sindicato.

Como prueba de que la. victoria de Yokoyama no va de broma, sino que representa una tendencia clara de desconfianza de los votantes frente a los partidos políticos establecidos, en Tokio, el escritor Yukio Aoshima, más experto en tertulias televisivas que en lides políticas, como él mismo ha reconocido, apabullaba en las urnas a un cariacontecido Nobuo Ishihara, hasta hace unas semanas secretario jefe del Gabinete, convirtiéndose en gobernador de Tokio.

Los expertos en marketing político han tildado la campana de Aoshima de "increíble". Excepto por su participación en algunos foros políticos televisados y programas de radio gratuitos, no ha pisado las calles de Tokio ni se ha esforzado en organizar un solo mitin. "He preferido quedarme en. casa para estudiar los numerosos problemas que afectan a la capital", ha afirmado el recién elegido gobernador de los 12 millones de habitantes de la capital.

Toda su infraestructura electoral estaba compuesta por varias bicicletas y ocho miembros de su familia, encargados de apuntalar los carteles electorales. Los costes totales, sufragados por él mismo, no han superado los 200.000 yenes (285.000 pesetas), una cifra ínfima si se consideran las astronómicas cantidades aportadas por los partidos para respaldar a sus candidatos derrotados.

Los comentarios, poco jocosos, de los partidos derrotados han recurrido a un rosario de nefastos. acontecimientos para explicar su hundimiento. Keisuke Nakanishi, director de la campana electoral del Shinshinto, lo justificaba en términos bien contundentes: "El terremoto de Kobe, el ataque con el gas letal sarín en el metro de Tokio, el atentado contra el jefe de la policía y la revalorización del yen, que hace estragos en la economía, han demolido la confianza en los candidatos de los partidos del establishment".

Yokoyama y, Aoshima han sacado el máximo provecho de unos comicios donde ha destacado el escaso índice de participación. En Osaka participó únicamente el 52% del electorado, mientras que en Tokio rondó el 50%. Según algunos comentaristas, gran parte de los votantes acudieron a las urnas más por despecho que por identificación política con los candidatos. Las elecciones locales han servido, al parecer, de tubo de escape para ventilar frustraciones e impotencias frente al actual marasmo político, dominado por una interminable serie de escisiones, refundiciones y alianzas de las agrupaciones políticas tradicionales.

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