El Athletic luce un nuevo talante
El equipo de Amorrortu cambió su juego ante el Racing
El fútbol admite con desgana los cambios de personalidad, especialmente los que inducen a los equipos a hacer lo que n saben o a ejecutar lo que no procede. El Athletic de Amorrortu ha cambiado el espíritu negociador y taciturno de Irureta por una vocación más arriesgada respecto a sus posibilidades. El Racing, en cambio, mudó su trayectoria ofensiva por un fútbol timorato, precavido y aséptico que traicionó el espíritu que había atraído a casi 5.000 seguidores a San Mamés.Durante 45 minutos el partido fue un frontón en el que -el Racing hacía de pared. Sin embargo, a los de Miera se les notaba en exceso el desagrado del papel que les asignaba su entrenador. Se replegaban pero sin presionar, defendían con alguna desgana, más por acumulación que por aplicación. En todo el primer periodo Radchenko hubiera deseado tener un ajedrez para matar el tiempo con su marcador Karanka.
El Athletic aprovechó la abulia santanderina y le sacó el beneficio de un gol y no menos de cinco remates intencionados (uno de Alkiza lo repelió el poste) con algunas filigranas incluidas para disfrute del respetable. El Athletic encontró el vecindario adecuado para recuperar su discurso futbolístico.
El primer gol no alteró el protocolo del partido. El Racing estaba programado con una sola aplicación y ni la adversidad del resultado alteró su chip.
Miera perdió el miedo -o el respeto a San Mamés- tras el descanso e incrustó a Christiansen por el olvidado Popov, adelantando la posición de Mutiu pero la pizarra apenas le duró un minuto. Valverde ejecutó con picardía una falta y Tomás derribó a Ziganda sin contemplaciones. El gol de Garitano descompuso el partido. El Racing desahuciado y el Athletic contemplativo dibujaron una pugna honrosa pero gris en la segunda mitad, un acto ritual entre el orgullo herido del perdedor y la comodidad del vencedor.
El Athletic perdió fuelle en la parcela central y propició una acometida del Racing más aparente que real. Todo ello, a partido perdido y para mayor gloria de Valencia que se acreditó ante Christiansen y Setién. El partido había muerto hace tíempo. El Athletic lució su nuevo talante con oficio y se sacó una victoria tras cuatro meses de sequía.
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