"Esto es Anfield"
Europa está de enhorabuena: el Liverpool, uno de los galanes históricos del fútbol continental regresará la próxima temporada a los bombos de Ginebra. El rancio aroma de Anfield será una estación obligada en la Copa de la UEFA. Los reds, con cuatro Copas de Europa (1977, 1978, 1981 y 1984) y dos uefas (1973 y 1976), no desfilaban por el púlpito continental desde la Recopa de 1992-93. Entonces, en plena transición el Liverpool se topó con el Spartak de Moscú en octavos de final.Hoy, de la mano de Roy Evans, un técnico de la casa, los diablos rojos han culminado con éxito un camino de espigas que comenzó en la sangrienta final de Heyssel, en 1985. El fútbol inglés quedó tocado por la tragedia, pero el Liverpool fue noqueado. Perdió los papeles en todos los sentidos y su modélica gestión deportiva fue empañada por un cúmulo de barbaridades. Un equipo que vivió cerca de treinta años con dos entrenadores -Bill Shankly, un minero escocés que rescató al club de las tinieblas, y Bob Paisley-, despidió a tres en un suspiro -Kenny Dalglish, Graeme Souness y Ronny Moran-. Un club que había dado la espalda al cuaternario fútbol inglés apostó por una puñado de jugadores sin pedigrí: centrales con amortiguadores en los costados, centrocampistas con plomo en la puntera y delanteros sacados de un carnaval de gigantes y cabezudos.
Amainada la tormenta, en Liverpool ha renacido una generación más acorde con la sinfonía de Anfield: juego raseado y buen trato de la pelota. Con Evans de director de orquesta despuntan tres violines: Jamie Redknaap (pivote con gran sentido táctico, 21 años), Steve McManaman (interior extraordinariamente hábil y veloz, 23 años) y Robbie Fowler (depredador del área, 19 años). lan Rush -máximo goleador en la historia del Liverpool- y John Barnes -de nuevo la mejor zurda inglesa tras perder diez kilos en verano- aportan sabiduría y clase. Entre todos han rescatado a un club que dormitaba en su museo, al ganar hace una semana la Copa de la Liga.
Liverpool disfrutará la próxima temporada de los honores europeos y los rivales continentales no podrán disimular el cosquilleo que produce subir las escalinatas de Anfield, cuando los contrarios se dan de bruces con un cartel que reza: "This is Anfield (Esto es Anfield)". ¿Miedo escénico?
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