Tomás Gutiérrez Alea, ciudadano español
El director de 'Fresa y chocolate' seguirá viviendo y trabajando en Cuba
Tomás Gutiérrez Alea es desde ayer ciudadano español. El Consejo de Ministros decidió conceder, mediante un real decreto del Ministerio de Justicia e Interior, la nacionalidad española al cineasta cubano, de 66 años, que la había solicitado para facilitar su trabajo en nuestro país. "Estoy emocionado porque me da posibilidad de estar ligado a este país [España] de una manera más profunda. En algún sentido, me hace sentirme más libre, por el hecho de, que desaparecen fronteras, pero seguiré viviendo y trabajando en Cuba", señaló ayer el director de Fresa y chocolate, el filme que le ha hecho famoso y con el que estuvo a punto de conseguir el primer Oscar para Cuba.Gutiérrez Alea se encontraba ayer en Madrid junto a su esposa, la actriz Mirta Ibarra, trabajando en el montaje de su última película, Guantanamera, un proyecto que acaba de rodar en su país y en el que aparecen una variedad de personajes y situaciones de la Cuba de ahora mismo.
"He recibido en mi vida pocas distinciones tan honrosas como ésta. Cuando tenía 21 años, hice mi primer viaje a tierra española. Venía de Italia, donde había permanecido casi un año como estudiante de cine. No he olvidado jamás la emoción que sentí en aquel momento, porque tuve la impresión de que regresaba a mi país. Desde entonces ha sido siempre así", recordaba ayer el director. Su abuelo paterno y su abuela materna eran españoles, igual que Buñuel, al que Gutiérrez Alea considera uno de sus padres espirituales. "Siempre fui consciente de que una parte de mí estaba entrañablemente unida a la tierra española por nexos de sangre y cultura, pero nunca imaginé que llegaría a compartir con mis ancestros y mentores el privilegio de la ciudadanía".
Este es el segundo caso de concesión de nacionalidad española a un ciudadano hispanoamericano famoso, tras la del escritor peruano Vargas Llosa, en julio de 1993. Aunque Gutiérrez Alea reconoce que todo hispanoamericano tiene dos patrias, la suya propia y España, cree que "por razones históricas eso tal vez sea más cierto en el caso de Cuba". "Me complace, ahora, servir de ejemplo vivo, tanto en el plano jurídico como emocional, de ese impulso utópico que aspira a borrar las fronteras entre los países, y concretamente entre dos países con un idioma común y culturas tan afines".
Fiel a su país y poco amigo de entrar en consideraciones políticas sobre Fidel Castro, para Gutiérrez Alea la concesión de la nacionalidad española no supone ninguna renuncia a su condición inalienable de cubano. "No es momento de hablar de castrismo, no existe, existe mi país, Cuba", dijo ayer el director, recién llegado al hotel donde se aloja tras someterse a un chequeo médico.
La decisión de solicitar la ciudadanía la tomó Gutiérrez Alea a raíz de su primer viaje a Madrid para presentar Fresa y chocolate. "Mis amigos de la SGAE, en concreto Manuel Gutiérrez Aragón, me sugirieron que lo hiciera porque era una manera de facilitarme mi trabajo en España. Sólo puedo decir a todos muchas gracias".
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