Tres ex miembros de Terra Lliure admiten en el juicio que colocaron explosivos
Tres acusados de pertenecer a Terra Lliure admitieron ayer ante el tribunal de la Audiencia Nacional su antigua militancia a la organización y la colocación de varios artefactos explosivos. Ángel Pitarch, Jeroni Salvador y Vicenç Coll, tres de los 25 acusados que desde el lunes pasado se sientan en el banquillo, formaron el comando Castellón de la organización terrorista en 1987. Dos de ellos ya se acogieron a las medidades de reinserción al ser detenidos, en la primavera de 1992. Los tres también señalaron ayer que actualmente no tienen nada que ver ni con Terra Lliure ni con ningún tipo de actividades violentas. Los artefactos que colocaron eran del mismo tipo que otros reivindicados por Terra Lliure: bombonas de cámping-gas rellenas de material explosivo. Los atentados se produjeron en 1987 y tuvieron como objetivo la Consejería de Obras Públicas de la Comunidad Valenciana y una oficina de la central telefónica de Valencia. Las explosiones causaron daños materiales, pero no heridos.
Los atentados cometidos por Terra Lliure en la última época -la organización se autodisolvió en 1991- se caracterizaron por tratarse de explosivos de fabricación casera cuyas detonaciones provocaban daños materiales no muy cuantiosos.
En la sesión del juicio de ayer declararon varios de los acusados de haber colaborado con la organización, concretamente de haber ayudado a un antiguo militante de Terra LLiure, también procesado en la misma causa, Josep Maria Granja. Haberle ocultado en casas y facilitarle traslados es lo que conforma básicamente la acusación de colaboración.
Sin embargo, al testificar ante los magistrados señalaron que ignoraban que Granja fuera miembro de Terra Lliure. Para ellos, se trataba de un compañero del Moviment de Defensa de la Terra (MDT) -formación independentista en la que sí reconocieron su militancia- que estaba pasando un mal momento. "Estaba depresivo y tenía problemas en casa", dijo uno de los acusados.
Tímpano perforado
Los procesados por presunta colaboración también indicaron ayer al tribunal que fueron sometidos a malos tratos por la Guardia Civil cuando fueron detenidos. Uno de ellos, Arturo Escútia, detalló que a causa de los golpes sufrió una perforación del tímpano por la que sigue en tratamiento.
Ramón Piqué contó en la sala de vistas que el juez Baltasar Garzón le preguntó por la causa de la moradura que presentaba en un ojo cuando le interrogó. "Fue a consecuencia de golpes con algo que creo que eran listines de teléfono", puntualizó. En un momento de las alegaciones de torturas de los acusados, el fiscal requirió que se centraran más en los hechos sometidos a juicio. La vista seguirá hoy con la declaración de los últimos tres acusados y varios testigos.
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