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232 días de huelga de béisbol en EE UU llegaron a su fin

Antonio Caño

El eléctrizante grito de ¡play ball!, que durante más un siglo ha marcado la historia de Estados Unidos, volverá a escucharse desde el próximo día 26, al finalizar la huelga que obligó a suspender la última temporada de béisbol y que amenazaba la supervivencia misma de este singular deporte, tras 232 días de conflicto. Sin embargo, la incertidumbre no ha desaparecido por completo ya que jugadores y propietarios de equipos no han llegado todavía a un acuerdo laboral definitivo.Aunque con un retraso de más de 20 días, el inicio de la competición será posible gracias a que, atendiendo al clamor de los aficionados, las instrucciones de un juez y las presiones del propio presidente Bill Clinton, los propietarios aceptaron el domingo la posición de los jugadores y les permitieron a estos volver a los equipos. Esto no significa que las diferencias entre las dos partes hayan desaparecido, sino que los propietarios han comprendido que era demasiado arriesgado empezar la temporada conjugadores suplentes, como pretendían.

La huelga empezó el pasado mes de agosto cuando los dueños de los equipos plantearon la necesidad de negociar nuevas reglas laborales con los jugadores. Esa nueva reglamentación incluía la imposición de topes salariales. El contrato medio de un jugador de las Grandes Ligas es de un millón de dólares al año.

Las negociaciones sostenidas desde aquella fecha no habían aportado frutos, ni siquiera cuando Clinton actuó como mediador. El viernes pasado, una juez de Nueva York, Sonia Sotomayor, decidió que los propietarios no podían imponer nuevas condiciones salariales de forma unilateral, sino únicamente como resultado de un acuerdo con los jugadores. Sintiéndose protegidos por esa sentencia, los jugadores decidieron entonces suspender la huelga. El domingo los propietarios aceptaron también la decisión judicial y permitieron el inicio de la temporada.

Nuevas negociaciones deben celebrarse ahora mientras los jugadores participan en los entrenamientos. El argumento de los dueños de los equipos es que, mientras los jugadores de béisbol son, en promedio, los mejor pagados entre todos- los deportes profesionales de Estados Unidos, el público ha ido abandonando en los últimos años los estadios en beneficio del fútbol americano y el baloncesto. El béisbol, que en su mejor momento fue un símbolo de la identidad nacional norteamericana, está ya en tercer lugar en el orden de preferencia del público, y la tendencia es hacia un mayor declive aún.

La ausencia de las grandes estrellas que le dieron carácter en los años cuarenta y cincuenta, la larga duración de los partidos -que los hace poco televisivos- y la escasa práctica de ese juego entre los niños y los jóvenes, han colocado al béisbol en una posición muy difícil. A partir del día 26 cada equipo tendrá por delante 144 partidos para rescatar a su perdida afición.

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