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Cuatro alcaldes del PSOE gallego se pasan al PP para conseguir obras de la Xunta

Xosé Hermida

"Me paso al PP para que las parroquias del municipio tengan agua, alcantarillado. y recogida de basuras". El alcalde socialista de Salvaterra (Pontevedra), Arturo Grandal, no pudo ser más franco. Se va buscando el calor del poder. Como él, otros tres regidores del PSOE en pequeñas localidades gallegas han sufrido una súbita conversión: aunque uno de ellos fue incluso militante comunista, en vísperas electorales han descubierto su verdadero sitio. Según el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, huyen para dejar atrás un partido "moribundo".El PSOE está tan irritado que pretende que el Parlamento investigue a los tránsfugas. Un político que fue vicepresidente de la Xurita con AP y con el PSOE. Hay también un escritor de renombre que fue consejero socialista del Gobierno autónomo y ahora representa al PP en el consejo de administración de la televisión gallega. De la nómina de la presidencia de la Xunta cobra incluso un laureado poeta autóctono que en tiempos era la mano derecha de Enrique Líster en el prosoviético Partido Comunista Obrero Español.

Desde siempre, el transfuguismo ha sido una parte esencial del paisaje político gallego, que se hace más llamativa en épocas preeiectorales. Cambiar abruptamente de chaqueta parece lo más natural del mundo. Hace unos días el alcalde de Valdoviño (La Coruña), Delfín Fidalgo, confesó que se sentía preso de un dilema: presentarse a las elecciones por el PSOE o por el PP. Al final, no sube ni baja. Irá como independiente.

El crepúsculo de las ideologías es asunto viejo en Galicia, donde normalmente el poder de un político se mide por su número de máquinas excavadoras. El alcalde de Salvaterra ya se había ido de UCI) al PSOE cuando el asfaltado de caminos cambiaba de color político y ahora recala en el PP apadrinado por el consejero de Obras Públicas de la Xunta, Xosé Cuiña.. Grandal no ha tenido empacho en reconocer que así le será más fácil mejorar los servicios y "equiparar el municipio a otros gobernados por el PP".

El "bien del municipio" también ha sido el motivo por el que Eladio Capón, alcalde de Láncara (Lugo), ha pasado en unos días de la pesadumbre socialista a la euforia del PP. Ventura Sierra, regidor de Vilariño de Conso (Orense), ha cambiado de orilla porque espera encontrar "más colaboración por parte de la Xunta".

El acercamiento al PP de Antonio González Groveiro, alcalde de Porto do Son (La Coruña), empezó hace varios meses. De lejos le viene al edil su afición a los paseos por el espectro político. En 1979 encabezó una lista independiente bajo la que se escondía el Partido Comunista de Galicia. Floreció la rosa del PSOE y allí encontró cobijo González Groveiro. Ahora es del PP y pone a caer de un burro a sus antiguos compañeros. El pasado verano incluso les acusó de promover incendios forestales para desprestigiar a la Xurita.

Los socialistas han puesto el grito en el cielo. Dicen que el PP presiona a su gente con promesas de inversiones públicas y van a solicitar que una comisión del Parlamento investigue a los tránsfugas. "Damos la imagen de un mercado público de carne política", denuncia Miguel Cortizo, portavoz del PSOE en la cámara autónoma. "Algunos están convirtiendo el oficio de político en un sucedáneo del oficio más viejo del mundo".

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Fraga ha recordado a los socialistas que ellos hicieron lo mismo en la época de las vacas gordas: "Cuando el alcalde de Salvaterra se pasó al PSOE por que la UCI) estaba moribunda, los socialistas no dijeron nada. Ahora son ellos los que están en esa situación que entonces se llamó de automoribundia".

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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