El Lega aprovecha el caos marbellí
Dos tantos de Luis Ricardo sacan a los madrileños de la zona de descenso
Era un partido para utilizar la astucia. Por parte del Leganés, claro, porque el Marbella llegaba con cara de víctima después de una semana de locos, que ha visto la llegada del séptimo entrenador, Delfín Álvarez, en siete meses (a uno por mes), y de la fuga de su curioso presidente, Bob Petrovic. Las peripecias de Petrovic hasta la fecha convierte en inocentes travesuras la manía de Jesús Gil de cambiar de entrenador. Llegaba el Marbella, pues, cascado, sumido en un caos de órdago, con los jugadores mirando al barquillo y tratando de recordar el nombre del inquilino de esta semana que, muy probablemente, no estará la próxima. El Leganés sólo necesitaba inteligencia para quedarse con la victoria. Y allí apareció Luis Ángel Duque, el técnico del Leganés, muchas veces temperamental, pero, perro viejo, ayer fue más sutil. que nunca.Cuando muchos hubiesen optado por salir a muerte desde el primer segundo, viendo. el descontrol del contrario, Duque llamó a la calma, quiso que el contrario tomase aliento cuando, en realidad, estaba más tieso que un bate de béisbol. Pasaron los minutos y el Marbella fue creciendo, creyéndose que en mitad del caos que le invadía podría encontrar una luz y llevarse la victoria de Leganés.
Duque llama a la acción A la media hora, Duque llamó a la acción. No fue de forma desesperada. Pasito a pasito, el Lega se fue acercando. Antes del gol ya pudo marcar en un barullo en el área del Marbella. La estrategia de Duque la culminó Luis Ricardo de un certero remate de cabeza a cinco minutos para el descanso.
La cuidada y esmerada estrategia del técnico local cabreó a su propia afición en los primeros minutos del segundo periodo. No comprendió cierto sector del público la pizarra de Duque, que después de conseguido el gol dictaba encerrarse para salir al contraataque.
"Mándales para adelante,
Duque", gritó uno de los aficionados habituales. Y fue el principio del debate. El técnico pepinero, al que no le achanta cualquiera y menos poniendo en duda sus planteamientos, respondió con algún movimiento de cabeza poco amigable. Nada serio comparado con lo que le cayó al aficionado cuando Luis Ricardo marcó el segundo gol. Allí corrió Duque 15 metros veloz para dirigirse al díscolo aficionado. Zanjó el debate con la machada: "Y ahora qué". Duque acertó en un partido peligrosísimo que produce una inversión de papeles: ahora es el Marbella el que ocupa los puestos de descenso, mientras que el Leganés respira tranquilo por una semana.
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