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Induráin, única ausencia en la Vuelta al País Vasco

La Vuelta al País Vasco, que discurrirá entre hoy y el próximo viernes a través de cinco etapas, 17 puertos de montaña y 792 kilómetros, ha incrementado en su 25a edición la competitividad entre los aspirantes. Un recorrido menos exigente, un pelotón que sólo registra las ausencias de Miguel Induráin (nunca aspirante en esta carrera) y Chiappucci (entrañable para la afición vasca) y una cronoescalada final de siete kilómetros, atentan al dominio de Rominger que se ha reservado las tres últimas victorias mediante otras tantas exhibiciones ciclistas.La carrera tiene tres ejes. Uno lo soporta Tony Rominger, que ha convertido la Vuelta al País Vasco en un calcetín a su medida. El suizo no sólo ha dominado los tres últimos años la carrera sino que conoce a la perfección su psicología: una prueba técnica no exenta de rigor.

El segundo eje corre a cargo de Laurent Jalabert y el ONCE. El ciclista francés es probablemente el corredor más en forma del pelotón y según sus propias manifestaciones quiere echar el resto en el País Vasco antes de darse una tregua. La carrera se ajusta a sus condiciones, kilometraje y montaña livianos y su astucia puede resultar determinante. El ONCE dispone además de otras posibilidades: Zülle, Breukink o Bruyneel.

El tercer eje se sustenta en el síndrome de los equipos italianos: MG con Bugno, Sorensen y Richard, Gewis con Berzin, Bobrik y Ugrurnov e incluso Carrera, con Marco Pantani intentarán una puesta a punto definitiva a un mes del Giro.

Sin alternativa española

En un pelotón sin ausencias reales, la presencia de Hampsten (Banesto), Poulnikov y Volts (Telekom), Ouchakov (Polti), Virenque (Lotus), Boardinan (Gan), Leblanc (Le Groupement), Jaskula y Konyshev (Aki) refuerzan la competitividad de una carrera que por tradición cuenta sus diferencias finales por segundos.

Las alternativas no alcanzan, sin embargo, a los ciclistas españoles, poco agradecidos en la prueba desde que Gorospe obtuviera el triunfo en 1990 y Ruiz Cabestany lo hiciera en 1985. La esperanza radica tan solo en Abraham Olano (Mapei) y Santiago Blanco (Banesto) pero ambos estarán condicionados por el trabajo de sus jefes de fila, Rominger y Hampsten, respectivamente. Cubino cierra la tema a la que escapan las opciones de equipos como Artiach, Castellblanch, Euskadi o Santa Clara. Todos ellos pretenderán dar color a la carrera. Sin Induráin en liza, la presencia de Axel Merckx (enrolado en el Motorola) reconcilia el espíritu sentimental del ciclismo. A pesar de que salvo en la primera etapa y hasta la cronoescalada final todas las jornadas estarán salpicadas de montaña cabe pensar que la Vuelta se decidirá en los siete últimos kilómetros.

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