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¿Envenenamiento por haloperidol?

El caso del Olimpiakos-CSSKA llega a la FIBA envuelto en la falta de pruebas

El caso del misterioso envenenamiento del CSSKA sigue sin esclarecerse. Los dirigentes del CSKA no pedirán una repetición del partido que jugaron hace dos semanas con el equipo griego del Olimpiakos valedero para entrar en la fase final de la Liga Europea. No pueden probar formalmente que sus jugadores fueron envenenados aquel día, obligando al equipo a disputar un partido en condiciones tan adversas, que protagonizaron una de las mayores verguenzas del baloncesto moderno: el partido se celebró en sus últimos minutos en un bochornoso tres contra tres, debido a que el entrenador griego no quiso abusar de la situación y ordenó retirar a dos jugadores en los últimos minutos. El CSSKA comenzó aquel partido sin jugadores en el banquillo.Análisis realizados en Moscú en dos laboratorios diferentes -uno de ellos del Ministerio de Defensa- muestran que los jugadores del CSKA fueron envenenados con una droga psicotrópica llamada Haloperidol, que fue inyectada en las botellas de agua mineral. Esta droga, que no figura en la lista de sustancias esteroides prohibidas por el reglamento deportivo internacional, se da a enfermos psiquiátricos, particularmente a ezquizofrénicos. "Ahora bien, una persona sana que toma dosis demasiado grandes tendrá graves malestares, contracciones y parálisis muscular", explicó Valentín Soninski, el subjefe del club CSSKA responsable de cuestiones médicas.

Los jugadores que tomaron poca agua ingirieron la dosis normal de Haloperidol que se da a los enfermos psiquiátricos y por eso sintieron sólo molestías menores, mientras que los que bebieron una botella entera obtuvieron una dosis doce veces mayor y por eso sufrieron convulsiones y alta presión, manifestó Soninski. En general, los afectados están ahora bien, pero algunos tienen problemas para dormir.

El caso abrió una doble polémica. Una en Moscú, dado que algunos dirigentes del equipo estiman que el CSSKA, a la vista de lo sucedido, no debió jugar el partido. "Fue un error imperdonable", dijo Sergei Belov, presidente de la federación rusa. "Ahora ya es muy tarde para presentar queja alguna porque las botellas no fueron precintadas para ser analizadas en presencia de dirigentes de la Federación Internacional (FIBA)". "Hemos recibido una seria lección", añadió, "pero también la FIBA, que debe reforzar las medidas de seguridad en torno a los jugadores".

La FIBA, por su parte, se mantiene silencio. Su secretario general, Borís Stankovic, declaró ayer no haber recibido todavía los análisis efectuados en Moscú.

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