Bélgica, maltrecha
¿Se han desvanecido las ambiciones internacionales de Bélgica en la estela de los 56 helicópteros Augusta? El escándalo provocado por las gratificaciones distribuidas por la firma italiana no ha acabado de salpicar a la clase política del reino y de poner en cuestión su credibilidad. La dimisión el 22 de marzo del ministro de Asuntos Exteriores, Frank Vandenbroucke, no es la primera, ni parece ser la última. Tras cuestionarse a tres personalidades del Partido Socialista francófono, entre ellos el poderoso Guy Spitaels, presidente de la región valona, parece inminente una decisión sobre la suerte de Willy Claes, secretario general de la OTAN, y nos preguntamos si Karel van Miert, comisario europeo belga, podrá pasar la criba. Esta tormenta ha perturbado un cielo sereno El caso Augusta ha puesto fin a esta euforia. No sólo merma el crédito internacional de Bélgica, sino que también corre el riesgo de avivar las tensiones internas, sobre todo entre flamencos y francófonos. El descrédito que ha caído sobre los partidos tradicionales puede favorecer el desarrollo de los extremismos de todo tipo. Sobre todo en Flandes, donde el xenófobo VIaams Blok ( ... ) podría mejorar los resultados, ya inquietantes, obtenidos en las últimas elecciones. Aunque Bélgica no es el único Estado europeo ( ... ) sometido a los escándalos parece menos aún, a causa de su fragilidad congénita ( ... ), que vaya a hacer frente a sus consecuencias. , 27 de marzo
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