Un tercio de árbitros de Primera ha sido expedientado

El presidente de los árbitros, Victoriano Sánchez Arminio, ha ampliado esta temporada la nevera (término que en el argot arbitral se utiliza para disfrazar una sanción). Un tercio de la plantilla arbitral -siete de 22 colegiados- ha sido expedientado por errores técnicos y falsear actas de los partidos."Lo he hecho por rutina", es la explicación de un funcionario de Correos, Luis María Contador Crespo, el árbitro que ahora conoce los rigores de la nevera. Contador Crespo expulsó hace dos semanas al jugador del Celta Patxi Salinas, según el acta, debido a una entrada por detrás a un rival. Los dirigentes arbitrales le exigieron una explicación al observar en televisión que la entrada fue de frente. Un árbitro percibe 110.000 pesetas limpias por partido.

Equivocó un tirón de pelo de Tomás, del Atlético de Madrid, a Suker, del Sevilla, y Rubio Valdivieso permaneció un mes en la nevera. Ni la condición de internacional le Salvó, como tampoco a dos altos ejecutivos de sendas entidades bancarias de Teruel y Oviedo, Celino Gracia Redondo y Manuel Díaz Vega, quien, además, añade la vitola de mundialista. Sus errores técnicos en las primeras jornadas de Liga, en un Espanyol-Barcelona y un Zaragoza-Barcelona, respectivamente, les alejaron un mes de los terrenos de juego. En idéntico apartado figuré otro empleado bancario, Barrenechea Montero, que pagó sus fallos técnicos en el partido Oviedo-Espanyol. Pero el récord lo ostenta un trabajador en la Bazán de Murcia, Alonso Gómez López, que ha pisado la nevera por partida doble.

Otro empleado de banca en Calahorra, Miguel Ángel Marín López, se quejó con amargura. "Me han expedientado porque un árbitro, por lo que se ve, no puede tener reaciones humanas". Este colegiado se disculpé al finalizar un partido de Copa con el jugador argentino Perico Pérez por haberle menospreciado -le mandó a tomar por culo- en una jugada.

"No soy tan vinagre", se defiende el presidente arbitral. "Ésta es la única manera de mejorar. El paro seguro que hace reflexionar a los árbitros", dijo Sánchez Arminio.