Una 'doble hélice' artificial que funciona
"No hay razón que impida la existencia de formas de vida distintas a la nuestra, basada en sistemas no biológicos. Algunos piensan que la vida es tan complicada que probablemente hay un solo tipo. Yo no veo por qué ha de ser así, al menos desde un enfoque filosófico". El premio Nobel de Química Jean Marie Lehn adorna con esta reflexión sus últimas investigaciones en la construcción de moléculas inorgánicas autoprogramadas, que poseen una de las propiedades intrínsecas de los seres vivos: crecer.Unos cuantos átomos metálicos convenientemente ensamblados pueden contener en sí mismos la información necesaria para desarrollarse, hasta dar lugar a diversas estructuras complejas. Pero de entre las rejillas y torres que muestra el microscopio es la doble hélice artificial, construida a imagen y semejanza de la molécula de ADN biológica, la que más fascina a Lehn. "Es como coger las piedras de la Alhambra y que cada una de ellas, aisladamente, tenga capacidad para construir el edificio", explicó la pasada semana, en la Residencia de Estudiantes (Madrid), en la conferencia inaugural de un ciclo organizado por la Embajada de Francia.Reconocimiento molecular
En el origen de esta química autoorganizada está el reconocimiento selectivo entre las moléculas, que les permite "hablarse, intercambiar información" y encajar unas en otras como la llave en su cerradura. "Así se enlazan las piezas del ADN, por ejemplo, y así se unen los linfocitos T asesinos, células defensivas humanas, a las células cancerosas para destruirlas", dice Lehn.
"Hemos tratado de comprender el fenómeno del reconocimiento para manipularlo, y nos preguntamos: ¿sería posible construir una doble hélice artificial?". Esta molécula es un sistema autoorganizado, porque cualquiera de las dos hélices individualmente puede enrollarse a la otra gracias a enlaces de hidrógeno. Lehn ha demostrado que "si éstos se sustituyen por enlaces metálicos y las hebras se construyen con moléculas metálicas, tenemos un conjunto preprogramado cuyo resultado es una doble hélice distinta de la natural, pero que funciona".
Convencido de que "se llegará a edificar un mundo artificial tan complejo como el biológico, porque las posibilidades de la química son tantas como combinaciones de elementos permite la tabla periódica", Lehn mencionó también los trabajos sobre moléculas inorgánicas capaces de autorreplicarse (separarse en dos piezas iguales): "Aún no es vida, porque la reproducción viva implica crear algo distinto de los progenitores, pero las fronteras entre lo animado y lo inanimado se diluyen cada vez más".
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