Última oportunidad para correr el maratón el próximo 30 de abril

Faltan ocho semanas para que Madrid celebre su maratón popular. Ese plazo es el mínimo para preparar con garantías una prueba de 42,195 kilómetros y presentarse en la meta, además, en buen estado físico, como sucede cada año en Nueva York o Londres, ciudades donde se concentran más de 30.000 personas. Se trata de llegar en no más de cinco horas, para lo que es suficiente un trote ligero.

La previsión de que haya 5.000 participantes implica la formación de una cola de 20 kilómetros por las calles de la ciudad. Así, cuando el vencedor llegue al parque del Retiro, corriendo casi a una media de 20 kilómetros por hora, el final del pelotón estará por la Ciudad Universitaria, bajando hacia la Casa de Campo, para afrontar aún la mitad de la prueba. El ritmo de estos últimos participantes será de 8,5 kilómetros por hora y estará marcado por expertos corredores reclutados por Corricolari, que acompañarán, en todo momento, a los participantes noveles o de menores condiciones físicas, lo que será una novedad en la presenta edición."Este año, los auténticos protagonistas del maratón serán los participantes que vayan más despacio, aquellos que lleguen a la meta entre las cuatro y las cinco h oras, lo que está al alcance de muchísima más gente de lo que ella misma se imagina. Trotando se va a 10 kilómetros por hora; bien, pues aún se puede ir más despacio en el maratón y terminarla en el tiempo previsto", asegura Mauricio Blanco, presidente de Mapoma (Maratón Popu-, lar de Madrid).

Los planes

Hacer 42 kilómetros es posible con un elemental plan de entrenamiento (véase EL PAÍS, días 5 y 19 de febrero), y aún lo es más si el objetivo no es realizar una buena marca, sino simplemente alcanzar la meta en ese tiempo máximo de cinco horas (véase plan adjunto).

El plan de ataque al maratón con un plazo de ocho semanas por delante se puede esbozar de dos maneras, según el tiempo del que se disponga y de la aptitud deportiva de cada uno. Ambos garantizan, si se cumplen hasta el final, hacer los 42,195 kilómetros, aunque uno, el intensivo, permitirá concluirlo en mejor forma, porque el cansancio se presentará más tarde.

1 El secreto de los entrenamientos, y también de la propia prueba, reside en el ritmo. Hay que entrenarse despacio para no cansarse -no orgánicamente, sino muscularmente-, aunque sólo sea para no recargar las articulaciones y los grupos musculares que al día siguiente, o varios después, van a tener que soportar de nuevo unas cargas de trabajo importantes, no por su intensidad, sino por su duración.

El plan intensivo alcanza seis entrenamientos por semana y uno máximo de dos horas, por lo que hay que tener cierta preparación deportiva para realizarlo. El moderado es apto para personas de buena condición física, aunque hayan abandonado la práctica del deporte. La forma la van a recuperar enseguida, a través de dos sesiones largas semanales, y como de lo que se trata es de que mejoren la resistencia, no la velocidad, dentro de seis semanas estarán en condiciones de afrontar la prueba más dura del entrenamiento con plena garantía de superarla: un día hora y media de carrera y otro dos horas.

Agonía y éxtasis

Con menos de ocho semanas de preparación no es posible afrontar un maratón, salvo casos excepcionales. Es la última oportunidad, pues para aquellos que hubieran abandonado los anteriores planes de entrenamiento o los que se decidan ahora a intentar el desafío. En los tramos finales de la carrera se conoce la agonía, porque el músculo agota el glucógeno, que es su - reserva de combustible, pero también el éxtasis en el momento de cruzar la meta.

"Más de 50.000 participantes han finalizado el maratón de Madrid en años anteriores y en éste puedo asegurar que el entusiasmo se desborda. La carrera, la marcha o el salir al campo con la bicicleta son actividades cotidianas hoy en día, y la aptitud deportiva se ha generalizado entre los ciudadanos", dice Blanco. "Muchos se saben capacitados para correr el maratón y quieren probar", añade.

La cifra de 5.000 inscritos no se alcanza desde 1981, una vez que el movimiento popular se estabilizó y las bicicletas de montaña comenzaron a ganar adeptos entre los ciudadanos que buscaban estar en forma a través de los deportes al aire libre y entre la naturaleza.