"Madrid se está quedando sin sustancia"

Acatarrado y con un pijama a rayas, Don Juan se despereza, comprobando que aún sigue vivo. Luego se calza zapatillas de franela y se suena los mocos. Mientras tanto parlotea. El monólogo de la obra de teatro La sombra del Tenorio, que Rafael Álvarez, El Brujo (Córdoba, 1950), de nomina puro circo, está jus tificado hasta el final de la obra, cuando la paciente muñecota que hace de Doña Inés levanta primero su faldón y luego el velo, para que el público aplauda el mérito de un mutis de hora y media en una actriz de carne y hueso. Otras cosas han quedado claras: que el autor, José Luis Alonso de Santos, no ha revisado a Don Juan, sino que ha es crito su sombra; que el texto es un homenaje a Ciutti, fiel servidor del rey de la conquista, y que, por fin, la estrella no es sino Saturnino Morales, actor que quiere ser Tenorio antes de contraer indisoluble matrimonio con la Parca.Pregunta. ¿Si Zorrilla levantara la cabeza?

Respuesta. Seguramente se reiría mucho, óyendo hablar de metateatro y viendo que en el descanso rifamos un jamón.

P. Y al que usted incluso llama puñetero.

R. Hombre, ¡es verdad! Lo que hizo con Ciutti es imperdonable. Comparto la opinión del protagonista, Saturnino Morales, el eterno secundario que nunca fue Tenorio.

P. Esperemos que a usted no le acabe pasando lo mismo.

R. Cada vez lo veo más difícil. Éste ha sido el intento más próximo, pero al final el Ciutti siempre es el Ciutti. La verdad es que lo tengo muy difícil, pero no me preocupa.

P. ¿Hay que rifar jamones para atraer al público?

R. No lo hacemos para que la gente venga, el publico no acude solo por el jamón. Si fuera así, lo haría en todos los montajes.

P. Doña Inés parece una muñeca.

R. Lo mejor de la obra llega cuando el público descubre a María José. El texto se escribió pensando en una presencia inmóvil, un muñecote que casi parece una falla. Cuando decidimos dejar esa presencia en manos de una actriz, mi actitud y la del público cambiaron totalmente. Ésa es la magia del teatro.

P. Tras innumerables trabajos, pasó por el teatro independiente.

R. Tengo la sensación de que eran mejores tiempos. Paso muy poco tiempo en Madrid, pero la otra noche estuve dando una vuelta y me pareció que en esta ciudad se está terminando el Jeeling, se está quedando sin sustancia.

P. Un Tenorio a las cinco y media de la tarde con pases especiales para chavales de instituto.

R. Estoy acostumbrado a trabajar a cualquier hora. Con los institutos me resistí bastante. Si enfocas la energía de forma positiva, la comunicación con los jóvenes es muy especial.