LAS 1.000 PELAS DE CARMEN ALBORCH

Carmen Alborch, ministra de Cultura, se fue con gente de su gabinete a picar algo en la noche del jueves por la zona de la plaza de Santa Ana, de Madrid. Y lo hizo como hay que hacer estas cosas de taberna: de pie ante la barra de mármol, con cerveza de la que "mancha el vaso" y vermú de grifo. El bar donde la ministra compartió risas, cañas y aperitivos -boquerones con guindillas, aceitunas, anchoas, huevas- tiene además, un nombre de lo más adecuado: La Moderna. Y allí, a los pies de la barra, Carmen Alborch, encontró 1.000 pesetas. "Cuidado, ministra, no te agaches", le decía preocupado por su falda uno de los acompañantes, mientras la titular de Cultura recogía el billete. "¿Es vuestro esto?", preguntó a la pareja de al lado. "No". "Pues se lo damos a los chicos del bar y, a lo mejor, hasta nos invitan a la última", aventuró la ministra. "No creo. A ti te invitarán por ministra, pero a nosotros, ni por clientes habituales", ironizó su compañero de barra. La verdad es que dio una auténtica lección de cómo un alto cargo de la Administración puede salir a la calle, sin dar la nota, ni haciéndose notar. Y eso que es difícil que pase desapercibida. Sólo ante la insistencia de una fotógrafa que pasaba por allí, alguien del grupo pidió que no la "sacasen" con el vaso en la mano. "Nunca lo hacemos", replicó la periodista.-