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John Major pide disculpas al Gobierno irlandés por la violencia de los hinchas ingleses

El primer ministro británico, John Major, envió inmediatamente una carta de disculpas al Gobierno de Dublín mientras Inglaterra apuraba ayer el cáliz de la vergüenza colectiva por la violencia de sus aficionados al fútbol. Veintiséis seguidores de la selección inglesa comparecieron ante un tribunal especial en Dublín para responder por los graves disturbios que obligaron el miércoles a interrumpir el partido entre Irlanda e Inglaterra. Seis de los detenidos quedaron a disposición judicial, mientras los 20 restantes eran multados y obligados a abandonar urgentemente el país.

El árbitro holandés Dennis Jol optó por suspender el encuentro Inglaterra e Irlanda, en el estadio de Lansdowne Road de Dublín, en el minuto 27, cinco minutos después de que el primer gol irlandés provocara una violenta reacción de los hinchas ingleses. Los hooligans se entregaron a una orgía de violencia que se saldó con más de 20 heridos -uno de ellos de cierta gravedad-, 26 detenidos y unas imágenes de televisión que pasará a engrosar la historia negra del fútbol inglés.Las dimensiones del escándalo provocado por más de dos mil hooligans, de entre los 4.000 hinchas ingleses que se dieron cita en el estadio de Lansdowne Road, ha sido tal que el primer ministro británico, John Major, se vio obligado ayer a enviar una carta lamentándo lo ocurrido a su homólogo irlandés, John Bruton. En el ánimo de Major pesaban también, sin duda, los temores que alberga la Asociación de Fútbol Inglesa de que la UEFA opte a última hora por suspender la celebración del Campeonato de la Copa de Europa, que esta previsto celebrar en Inglaterra el año próximo. Downing Street intervino para indicar que no hay razones para que esta decision sea revocada.

El director de la federación inglesa (AF), Graham Kelly, se ha comprometido a colaborar intensamente con la irlandesa para esclarecer los hechos. Según el periódico vespertino Evening Standard, la responsabilidad de lo ocurrido recae en una minoría de hinchas, de extrema derecha. Un grupúsculo llamado Combat 18, que mantiene ciertos contactos con el, partido ultra británico, Frente Nacionalista. Esto explicaría, según el rotativo, el carácter profundamente anti-irlandés de los gritos y actitudes contemplados por los asistentes al estadio de Lansdowne Road. En todo caso, la minoría violenta consiguió sus objetivos de perturbar completamente la velada deportiva. El ministro de Deportes irlandés, Bernard Allen, interpretó la noche del miércoles el sentir de una amplia mayoría de aficionados al fútbol al preguntarse "¿cómo pueden los irlandeses o los aficionados de cualquier otro país ir tranquilamente a Inglaterra a ver un partido, sabiéndo que hay gente en los estadios como la que hemos visto esta noche aquí?".

Ayer algunos periódicos británicos culpaban abiertamente a la policía inglesa encargada de supervisar los pasos de los hooligans y de no haber advertido con suficiente insistencia a la Garda -polícía republicana irlandesa- de lo que se les venía encima. Sin embargo, fuentes policiales indicaron que la policía inglesa advirtió a la irlandesa de la existencia de un grupo de unos 40 alborotadores ultraderechistas en el contigente de aficionado ingleses que se desplazaba a Dublín. Según las mismas fuentes, la policía británica no puede impedir a estos elementos peligrosos abandonar el país. Otros sectores repartían las responsabilidades entre policía y la propia AF por haber distribuídos centenares de entradas entre hinchas violentos.

A los gritos de "No nos rendiremos al IRA" e "IRA, bastardos", un número substancial de los 4.000 seguidores ingleses que viajaron a Dublín dio muestras desde el principio de que habían tomado el ferry para algo más que pata contemplar un simple partido.

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