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Los submarinos rusos resultaron ser aviones

La Marina sueca persiguió y bombardeó durante una década inexistentes navíos espía

Cuando la semana pasada, el jefe de las Fuerzas Armadas de Suecia, Owe Wiktorin, reveló en conferencia de prensa que el objetivo que la Marina sueca había perseguido y bombardeado durante los últimos años no eran submarinos, sino visones, detonó una bomba que seguramente dejará muchos heridos. La credibilidad de algunos mandos militares, del ex primer ministro conservador Carl Bildt, de líderes políticos de distinto signo y de los medios de comunicación sufrió con esta noticia un quebranto difícilmente reparable.Durante más de una década se había afirmado categóricamente que los ruidos que detectaban modernos instrumentos en las costas suecas procedían de minisubmarinos soviéticos en su habitual tarea de espionaje. Cuando años más tarde cayó el imperio soviético, los rusos heredaron la acusación.

Un antecedente que sirvió de pretexto para tales afirmaciones fue el incidente ocurrido en octubre de 1981, en el que un auténtico submarino soviético del tipo U-137 encalló en las costas de KarIskrona, al sur del país, en las cercanías de una estratégica base naval sueca. La presencia de la nave incursora había sido advertida por un pescador de la zona que proporcionó a la comandancia de la Armada la primera noticia. El oficial soviético al mando de la nave adujo un desperfecto en el sistema de navegación que le había hecho perder el rumbo y el Gobierno soviético reconoció el error y presentó formalmente excusas.

Las aguas volvieron sólo en parte a su cauce, ya que algunas fuerzas parecieron interesadas en utilizar el incidente para atacar la neutralidad sueca, tensar la guerra fría y, de paso, descalificar al movimiento pacifista, tradicionalmente fuerte en el país, al que se acusé de estar infiltrado "por comunistas y elementos de izquierda", según las palabras de un ex ministro de Defensa conservador.

Ajenos a esta polémica, pero víctimas principales de las minas y las bombas que la Marina sueca descargaba con gran estruendo en las profundidades de las aguas costeras, estaban los visones, famosos por haber dado calidez con su piel al cuerpo de muchas damas, y por su cola, que abarca 15 de los 50 centímetros de longitud de este pequeño mamífero habitante de los lagos nórdicos.

Ellos siguieron retozando bulliciosamente en las aguas y dejando testimonio de su presencia en los delicados sistemas de detección de la Marina, que los traducía por movimientos de submarinos. La alarma se mantuvo en tensión y el sueco de a pie, propenso a dar crédito a los mensajes de la autoridad, repartía sus vacaciones entre el descanso y el otear del horizonte en busca del temido submarino. Se calcula en 3.000 millones de coronas (54.000 millones de pesetas aproximadamente) el gasto que entre maniobras, instrumental y bombardeos se invirtió en la caza de los submarinos enemigos. Ahora, con la proverbial honestidad sueca, el comandante Wiktorin ha restablecido la verdad.

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