Fútbol en páginas de sucesos
¿Está la estrella del Manchester United, Eric Cantona, planteándose seriamente colgar las botas para pasar a las artes marciales de inspiración oriental? Más de un aficionado en el Reino Unido se lo pregunta estos días. No contento con haberse ganado a pulso una expulsión para el resto de la temporada -tras propinar hace dos semanas, una fenomenal patada a un deslenguado fans del equipo rival, Crystal Palace,- el delantero del Manchester, de 28 años, acaba de repetir su espectacular golpe de kungfu, esta vez contra un periodista de la cadena británica de televisión privada ITN. Cantona, que pasa unas vacaciones pagadas por su equipo en la isla caribeña de Guadalupe, junto a su mujer y su hijo de seis años -se supone que para reponerse de la tensión creada por el incidente-, se sintió francamente molesto ante las reiteradas preguntas del periodista, empeñado en saber cúando iba el ídolo de multitudes a regresar a Inglaterra. Así es que decidió repetir el golpe que le ha hecho más famoso que los goles marcados luciéndo la camiseta roja del Manchester. Un equipo que, por cierto, ha conseguido mantener su liderazgo en la liga inglesa sin su delantero estrella. De momento, y pese a la denuncia del reportero, la Asociación de Fútbol inglés -una de las organizaciones más atareadas del país- no se ha pronunciado sobre este segundo ataque, pendiente como está hasta el 24 de febrero próximo, la comparecencia de Cantona en lo relativo al suceso del Crytal Palace. Lo cierto es que a la AF se le amontona el trabajo. En estos momentos todavía tiene entre manos una encuesta, se supone que con la sana pretensión de esclarecer los sucesos de la semana pasada en el campo del Chelsea, que se saldaron con 30 aficionados detenidos y varios miembros de la policía en el hospital con la cabeza rota. El fútbol inglés -acaso el fútbol internacional- llena cada vez más las páginas de las secciones de sucesos y habría que preguntarse cual es la tazón de que desate tantas y tan violentas pasiones en sociedades aparentemente civilizadas. En el Reino Unido, al menos, todo el mundo parece ser consciente de que una velada deportiva puede entrañar más riesgos que un paseo por Sarajevo bajo el fuego.
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