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Entrevista:

"Hago las alineaciones en el metro"

Se recorre Madrid en metro de norte a sur a diario, como si nada. De Plaza de Castilla a Portazgo, y viceversa: 42 estaciones. Es la rutina de Francisco García Gómez, Paquito (Oviedo, 1938), el entrenador que ha llevado al Rayo, en tres meses, del pozo de Segunda al liderato en solitario.Pregunta. No es habitual que un profesional del fútbol acuda en metro al trabajo.

Respuesta. ¿Por qué no? Para mí es el medio de comunicación ideal. Me gustaría tener un Mercedes y un chófer que me llevara al campo, pero tampoco soy supermillonario. Es una forma de ahorrar. El coche, aunque tengo, no me gusta nada. Algunas veces cojo el autobús, pero tardo más. En metro me planto en el estadio en 20 minutos o en 45, según los días.

P. ¿No es incómodo ser reconocido por la gente?

R. La gente no me reconoce. No sería lo mismo si fuera entrenador del Atlético o del Madrid. Siendo del Rayo, y salvo en Vallecas, nadie te conoce. Además, tampoco llama la atención un paisano canoso con cartera. Puede tratarse de un cartero o de un cobrador de facturas.

P. ¿Le da tiempo a hacer allí las alineaciones?

R. Me da tiempo a todo. A decidir alineaciones, a pensar en el entrenamiento, a leer libros y, sobre todo, a observar a la gente. Cada uno va a lo suyo. Salvo los jóvenes, que meten bulla, y los que van pidiendo, que tocan la guitarra o cantan, los demás son bastante silenciosos. Sólo queda el ruido del propio metro: puertas que se abren y se cierran, gente que entra y que sale, y miradas. Lo más bonito del metro son las miradas. Y a veces escribo.

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P. ¿Qué escribe?

R. Hace bastantes años me dio por escribir cuentos. Se titulaban Los diálogos de las botas de fútbol. Lo dejé por falta de repertorio. Me desanimé al ver que repetía muchas palabras. El libro de Valdano me ha hecho recordar ahora aquello. No es que me compare, pero mis sueños son tan grandes, bonitos o mejores que los de él. Porque son los míos. Su libro me lo he devorado. Y me encantó. Es una verdad transmitida de una forma muy sencilla.

P. ¿Por qué sus futbolistas alaban tanto su trato?

R. En el fútbol, como en la vida, es más importante el cariño que una buena estrategia. Y eso es lo que se está perdiendo en la sociedad. Mira el ejemplo de Valdano: si no hubiera transmitido ese cariño hacia un balón, no habría llegado tan lejos. La experiencia no vale de nada si no se trabaja el capítulo de la persona.

P. Dicen que el verdadero secreto del Rayo es el sortilegio de Paco Baena, su ayudante [quemó unas hojas de romero ante la Virgen del Rocío].

R. No me gustó. Baena ya sabe que fue la primera y última vez que hace una cosa así. Cada uno puede hacer lo quiera, pero también se debe respetar muchísimo la forma de pensar del resto. Esas cosas tienen que quedar al margen de un balón de fútbol.

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