Las 'batallitas' del abuelo

Un punto en el horizonte. El lejano sonido de un motor. Unos jóvenes que salen de sus casas y miran al cielo. Una avioneta que sobrevuela las afueras de Villalba (33.700 habitantes) y desciende por encima de un chalé. Unas manos que se alzan y una voz que dice: "Mira, es el abuelo que nos saluda desde su avioneta". Es mediodía.Esta escena se repite muchos sábados en varios puntos de la sierra. "Paso por donde tengo familia [Las Rozas, Galapagar], aunque algunas veces tiro hacia Segovia", comenta Félix Grande, de 80 años recién cumplidos y con la. licencia número 14.570 de la Asociación de Pilotos Privados.

"A las tres estoy de vuelta en mi casa de Madrid para que mi mujer no se enfade. Cuando me retraso un poco, la encuentro disgustada. Piensa que me he estrellado. En fin...", y frunce el ceño.

"Lo tienes que dejar ya", comenta Manu, su esposa. "Me paso todo el día rezando para que le den por inútil en la revisión médica que está obligado a hacerse cada año", añade.

Grande es un hombre activo, serio y prudente. Actualmente regenta un negocio de repuestos de automóviles y hasta hace pocos años practicó el esquí náutico, el submarinismo, el tenis, la caza, la motonáutica y el automovilismo.

Pero su gran afición es la aviación:, "Cuando tenía diez años, ya me sabía de memoria los nombres de todos los aparatos de la época y de los principales aviadores. Durante la guerra civil, intenté ser piloto de caza, pero me rechazaron porque estaban cubiertas todas las plazas".

Hace 40 años, Grande decidió dar el salto a los aires. "Me apunté a un curso de vuelo sin motor. Me fui a la sierra decidido a tomar mi primera clase. Era la ilusión de toda mi vida.. Entonces, un planeador cayó en picado junto a nosotros. Mi mujer me llevó de la oreja de vuelta a Madrid".

Pero en 1979, Grande insistió. "Me saqué, por fin, el permiso de vuelo sin motor. Un año después me apunté al curso de piloto privado. Aprobé a la primera", comenta orgulloso.

"Sí, pero se le olvida que se metía en la cama con los libros para que nadie supiese sus planes", dice su mujer. "Eran cinco tomos muy gordos de aerodinámica, meteorología, mecánica...", añade.

Grande asegura que abandonará esta afición "cuando mi estado físico me lo reclame". El octogenario apunta: "Nadie tendrá que decirme que lo deje. No soy ningún inconsciente, sólo el piloto en activo más veterano de España". Entre sus compañeros de afición tiene fama de ser muy prudente. "Jamás vuelo con mal tiempo", explica.

Preguntado sobre sus proyectos, comenta: "Estoy pensando en pilotar un F-l8", y sonríe maliciosamente.