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Arantxa pierde con Pierce en Australia

La española deberá esperar otra semana para proclamarse número uno mundial

El sueño se quedó en eso. Arantxa Sánchez Vicario no es la primera española en ganar el Open de Australia de tenis ni se ha convertido todavía en número uno del mundo. Dentro de una semana habrá desbancado a la alemana Steffi Graf en la clasificación de la WTA. Sin embargo, no lo hará ganando, sino como consecuencia de la ausencia de la alemana en el torneo de Tokio. No era lo que deseaba Arantxa ni lo que se merecía. Pero ayer, en la final del Open de Australia, la campeona española no estuvo a su nivel habitual y permitió así que la francesa Mary Pierce, de 20 años, la venciera en dos mangas por 6-3, 6-2. En el cuadro masculino, los estadounidenses Pete Sampras y Andre Agassi, primer y segundo jugadores mundiales, debían disputar la final la pasada madrugada.Pierce ofreció una imagen de sí misma sustancialmente distinta de la que había dado el pasado mes de junio en la final de Roland Garros. Se mostró mucho más reflexiva, más serena y capaz de soportar la presión sin ningún tipo de desequilibrio psíquico. Y ese aspecto insólito de la personalidad. de la francesa fue lo que acabó por destrozar el sistema nervioso de Arantxa. La española no esperaba este tipo de reacciones. Arantxa estaba preparada mentalmente para contrarrestar la avalancha de golpes decisivos de la francesa, pero no para pelotear con ella.

La estrategia, dictada por teléfono desde Florida por el actual entrenador de Pierce, Nick Bollettieri, produjo el resultado esperado. A la sorpresa inicial de Arantxa siguió una cierta ansiedad. Esta vez quien se desesperó no fue Pierce, sino la menor de los Sánchez Vicario.

Ese desespero estuvo, además, potenciado por varias circunstancias concretas. Una de ellas, el bajo rendimiento que Arantxa logró con su primer servicio. Su porcentaje del 47% de primeros saques fue ridículo. Y tal vez como consecuencia de ello todo su juego se fue desajustando. En estas situaciones, lo que más sufre son los aspectos más débiles, aquellos en los que el jugador tiene menos confianza. En el caso de Arantxa, la derecha. Así, cometió 30 errores no forzados, la mayor parte de ellos con la derecha.

La consecuencia de todo ello fue que Pierce ganó su primer torneo del Grand Slam y es la primera francesa que logra un título de los grandes desde 1967, cuando François Durr venció en Roland Garros. Su premio fue de 47 millones de pesetas.

"La clave fue olvidarme de Arantxa"

A Mary Pierce le costó controlar sus emociones después del partido. En la hora y 26 minutos que duró la final se mantuvo siempre centrada y no perdió la compostura. Pero tras ganar, su ilusión se desbordó. Mientras Arantxa Sánchez permanecía en su silla, cabizbaja, Pierce cruzó la pista y chocó las manos de las personas más allegadas que se encontraban en el palco de jugadores."La clave fue no pensar en que Arantxa estaba al otro lado de la red", confesó la francesa. "Me olvidé de ella y eso me permitió desarrollar mi juego con más tranquilidad. Estuve muy centrada, incluso cuando dispuse de bolas de partido. Nunca me puse nerviosa". Pierce añadió que había comenzado el año de una forma increíble y que prácticamente había cubierto el cupo de objetivos que se había fijado para toda la temporada.

"Me había propuesto entrar en el grupo de las cinco primeras jugadoras mundiales y ganar un Grand Slam", confesó. "Y ahora, en el primer mes del año, lo he logrado todo". Y añadió: "Nunca podré olvidar estos 15 días, ni el apoyo que siempre he recibido del público. Espero regresar el año próximo porque jugar aquí ha sido un placer".

Arantxa, por su parte, reconoció que Pierce había jugado mejor que ella. "Estuvo acertada y, además, tuvo suerte. Entró todo lo que pegó", dijo. "De todas formas, no me sentí presionada por lo que hubiera supuesto una victoria para mí. Sabía que de todas formas iba a ser la número uno una semana más tarde".

Sin embargo, a Arantxa no le seduce la idea de desbancar a Graf sin ganar. "Es una lástima no haberlo conseguido en Melbourne, porque era como yo quería lograrlo. Pero me ilusiona encabezar el tenis femenino mundial y creo que es la consecuencia de todo el trabajo y de los buenos resultados logrados el año pasado. Voy a celebrarlo a lo grande".

Sobre el encuentro, Arantxa indicó que le había fallado el servicio. "Si hubiera estado más sólida en este golpe, la suerte del partido habría cambiado. No estuve acertada ahí y eso permitió a Pierce controlar mejor mi juego y ponerme bajo presión".

Arantxa señaló que tras dos finales perdidas en Melbourne, espera que la tercera sea la buena. "Mientras tanto", añadió, "seguiré trabajando para mejorar algunos aspectos de mi juego y para defender el liderato mundial".

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